miércoles, 30 de diciembre de 2009

Regalos para todos.



Despido mi agenda, y le doy la bienvenida a las páginas en blanco del 2010. Reviso metas, me detengo a pensar acerca de lo que me propuse y no logré. Hay un montón de tareas, y otro montón de sueños en espera que tendré que arrastrar para acomodarlos en esas cuadrículas con renglones de planes mensuales que vienen en mi otra agenda por estrenar.
¿Qué valdrá la pena llevarnos con nosotros hacia delante cuando saltemos la línea del 31 de diciembre? ¿Qué dejaremos definitivamente atrás? Por lo pronto cargamos con los regalos que estamos recibiendo.
Este año me ha dado por analizar los símbolos que contienen. Tanto en regalos dados como recibidos.
Un amigo cubano acaba de recibir esta navidad un presente de sus ante-pasados: un pasaporte-llave español, que le ayudará a seguir abriendo las puertas del futuro.
Mientras, a un hermano mío en Valencia le llega -junto con la cesta de Navidad-, la noticia del próximo cierre de su empresa.
A alguien que conozco la vida le regala una historia de buen amor (quizás de duración variable, pero eso qué importa)
Un amigo pintor colombiano recibe la encomienda de llenar lienzos con sus sueños, sus visiones tras años de repetidas lecturas de “Cien años de soledad”
Para una niña de la familia, una lámpara-linterna en miniatura, con un clip que se ajusta a la tapa y alumbre el camino del libro que esté leyendo.
Para un –aún- niño grande, un disco con boleros cantados por Omara Portuondo (una abuela cubana con una voz –aún- joven)
Para un joven grande, una billetera-monedero nueva y vacía. A ver con qué la llena, y cómo.
Los mensajes en mis regalos vienen claros: una mochila fuerte que quizás me dure años, un reloj “despertador” (a ver si espabilo, supongo) y algunos billetes de lotería que nunca salieron premiados (que a mí la fortuna nunca me ha entrado a través del azar, sino del amor de los otros)
El más inesperado de todos me lo manda Norberto desde las sombras de los ochentas. Alguien me avisa que allá, en la televisión de Cuba, El Cucumí ha vuelto a despertar.
Pero ese regalo lo abriré en este blog en mi próximo escrito, en el otro año.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

La buena fortuna

Seamos sinceros y realistas. No vale la pena pedir paz, salud, amor y esas cosas bonitas y necesarias, si no hay dinero para conseguirlas.
En la recién desastrosa Cumbre Mundial del Clima, se han peleado por eso, por ver quién va a tener que pagar menos o más, en dependencia de quien ensucia y contamina. La eterna bronca de países ricos contra pobres, y viceversa.
El montaje en la foto que acompaña el presente texto está hecho a propósito. 2009 se va y yo miro mi plantita del dinero que termina el año con esos brotes verdes, ¡ay!, los brotes verdes de los que hablan los políticos españoles con respecto a la (inmóvil) recuperación económica”.
Siendo realista y sincero contaré con la aprobación de todos cuando pida para todos. Voy a pasar directamente del incienso y la mirra: mis amigos, todas las personas que conozco, mis familiares y yo, queremos el oro. Así sin rodeos. Nos hace falta, lo necesitamos urgentemente. Hay que ponerlo en todos los mensajes y dejarnos de hipocresías, deseos fingidos y villancicos ñoños.
Dinero, pasta, euros, dólares, libras, hasta yenes, me da igual que no entienda lo que traen escrito en japonés.
Riqueza para comprar y pagar comida, salud, sexo, abrigos, tranquilidad, palabras, divorcios, viajes, quimeras, deudas, desgracias, mensajes electrónicos, caprichos, carencias, vicios, entrenamientos, noticias, seguridad, sueños inalcanzables, ausencias… Que cada quien escoja de la lista, y pida y pague generosamente.
Como ahora mismo tengo poco o casi nada que dar con motivo de la Navidad; regalo esta (buena) intención que va en la foto y os incluyo a todos en mi petición para el nuevo año. No quiero sonrisitas socarronas, ni miradas condescendientes ante mi (¿aparente?) ingenuidad, que cuando se trata de green money todo el mundo pone la mano abierta palma arriba.
Como muchos de los personajes de este blog, la planta de la foto no es tan joven como parece. La rescaté en pleno verano, reseca y moribunda de la cocina de una casa que van a convertir en un despacho de abogados. Le puse Mariloli, en honor a su difunta exdueña y me dediqué de lleno a su recuperación.
Y lo que he obtenido hasta ahora mismo es eso verdecillo y menudo de la imagen; es lo que hay sobre mi mesa de trabajo, es el símbolo de mis aspiraciones de riqueza abundante y descarada.
La foto me ha quedado chula y a lo mejor da hasta para pensar; para soltar la imaginación y la intuición, a ver por dónde viene el torrente de divisas convertibles en materia práctica, mientras seguimos preguntándonos qué habrá que hacer y/o cambiar para que ocurra la Fortuna, la buena fortuna. Para todos.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Doce reinas y una princesa




Doce reinas y una princesa

En estos días de diciembre los medios nos inundarán de rankings, reconocimientos y estadísticas que premian a los más de los mejores.
Yo me estoy haciendo algunas listas privadas y personales, por razones privadas y personales que no me importa hacer públicas cuando de reconocer y valorar se trata. Escribo el post número trece, que se publica el 13 del mes doce.
Este ran-king me ha salido sólo de chicas, un ran-queens sin orden de prioridades; integrado por una catalana, una china, una madrileña, una canadiense, una cubana, una gallega, una norteamericana, dos británicas, tres andaluzas y una gata, andaluza también, malagueña, de tejado.
Todas han sido reinas de mi corazón de alguna forma u otra en estos meses de 2009. Cada una ha merecido un afecto especial, un sentimiento diferente; estas féminas me han sorprendido, emocionado, conmovido; me han atraído con sus encantos y sus poderes, me he preocupado por ellas, he pensado en como ayudarlas o que me ayuden, he querido enseñarles lo que sé, o (y sobre todo) aprender de ellas. Son trece hembras de respeto y fuerza.
Cada pieza escrita es como un pedazo de las muchas cartas que debo. El resultado son estas trece viñetas.

Elena Martí:
Esa dulce energía.
Femenina, austera. No confundir fragilidad con sensibilidad en esta mujer intuitiva y pragmática, de gusto exquisito sin un ápice de ostentación. Me ha hecho viajar con sus fotos. Trabaja llevando turistas por lugares del mundo. Y a fuerza de currárselo mucho, según cuenta ella, sufriendo trastazos y meteduras de patas, o encontrando soluciones ingeniosas, es hoy una profesional experimentada, capaz de dirigir un safari o una expedición al Tíbet si hace falta; con la garantía de que si es ella quien lo organiza todo saldrá bien. Yo la seguiría. Ha sido huésped en mi casa durante varios días, Elena necesitaba estar cerca de su hermana para atenderla y ayudarla durante su estancia en el hospital. Cuando habla le escucho con atención, porque generalmente sabe lo que dice. Sigue muy interesada en explorar, -también-, los vericuetos de su alma; cuando le queda tiempo; porque la mayor parte de este año Elena ha estado entregando su atención, su tiempo y su alma a los demás.

Hui Fang Shao:
Una Shangó de Shangai.
La (Mi) MMMaestra. Enfatizo la M mayúscula. Este verano, en Nerja, he vuelto a ponerme en sus manos luego de años sin vernos. Ante ella siempre me siento alumno ignorante. Aún la trato de usted. Somos de la misma generación pero ella a mi lado parece una sobrina joven. Bromeo y le pregunto si duerme en la nevera junto con los tomates. Es que no envejece. A las seis y media de la mañana la veo con su cara recién lavada camino de los entrenamientos. Dan ganas de rozarle las mejillas con la punta de los dedos, ese cutis delicado, de seda. Durante el seminario de tai chi desayuné un par de veces con ella, los dos solos en la misma mesa. Conversamos un poco sobre nuestros planes y familias. Mi curiosidad hacia su persona es delicada y discreta. Sé muy poco de su vida privada pese a que me considero su alumno desde hace más de una década. No entro en esos terrenos porque lo que realmente me interesa conocer de Hui Fang son sus enseñanzas, sus técnicas para lograr movimientos limpios y precisos.
Todavía no me ha decepcionado. Quien la ve ejecutar la explicación de una secuencia comprende al instante que algo auténtico está ocurriendo ante sus ojos. Extraordinariamente bella, la observo como nunca antes he mirado a una mujer, estudiando su cuerpo, como de adentro hacia fuera; fijándome en el giro de sus articulaciones, en la flexibilidad de la columna vertebral, en el despliegue de una patada elevando una pierna como una banda elástica, flexible hasta los dedos de los pies Aún la admiro y la sigo como a una Shangó de Shangai, espada en mano, ella delante de mí, guiando, y yo detrás, bebiendo, aprendiendo; agradecido.

Mi amiga T:
La lección.
De ella comencé hablando en este blog, en los primeros posts. De ella he aprendido la serenidad en este tiempo que se recordará como el año de las crisis, la del dinero y los valores, monetarios y de todo tipo. Mi hijo encaja en el perfil exacto del desempleado en vías de desesperación: joven, procedente del sector de la construcción, inmigrante. No cesa de hacer entrevistas de trabajo, pero no lo llaman. Lleva un año en paro. Las ayudas se acaban
Poco a poco va renunciando y abandonando sus pequeños logros personales, venderá el coche, se mudará a vivir conmigo, se traerá sus cosas y su perra y todos los inconvenientes de la convivencia y las molestias, y mi privacidad alterada y las interrupciones en mis rutinas de vida. Habrá que aguantarse y fastidiarse. Eso pensé.
Hasta que he recordado a mi amiga T. la he visto en mi imaginación desmontando y redecorando la habitación que fue de su hija. El corazón se me encogió de vergüenza y me dio un vuelco en el pecho y en las ideas. No hombre no, habría dicho T. que venga mi hijo, y que se traiga su perra, y sus libros, que traiga esos discos de salseros y de negros jazzistas, y la bandera cubana grande que pone en el techo cuando hace fiestas en la casa, que venga mi chico a darme la alegría de poder con-vivir juntos y otra vez por algún tiempo, el que sea, el que necesite para reponerse, para desplegar y despegar.

Margaret Atwood:
A word
after a word
after a word
is power.
Esta mujer me ha hecho disfrutar mucho con su lengua rozando mi oído, me ha hecho gozar literalmente en la cama, durante noches enteras de verano. La he tenido entre mis brazos y alguna vez se quedó dormida sobre mi pecho. Ha sido mi Robber Bride, mi Novia Ladrona.
Me la encontré en la esquina de la calle de las putas, junto a un contenedor de papel para reciclar. Su nombre, ligeramente familiar, aparecía en la portada de un libro abandonado. Rescaté el libro y me lo llevé a casa.
Esa lengua, la inglesa, ha sonado en mis oídos leyendo página tras página durante meses, como si hablara junto a mi almohada, esa mujer me ha hecho recobrar el disfrute de leer en otro idioma que no es el mío. Escribe como habla, me lo imaginaba. Y lo comprobé viendo sus videos en Youtube. Resulta que durante muchas noches me estuve llevando a la cama a una gran dama de las letras canadienses, reconocida hasta la veneración entre los suyos y en muchos lugares del mundo, aquí en España le dieron el premio Príncipe de Asturias de las Letras, hace un par de años, por eso el nombre me sonaba.
La intensidad de su lengua ha mejorado la mía Descubrí que aparece en entrevistas de televisión, dando conferencias, leyendo poemas y hasta tocando un instrumento electrónico y rarísimo, encaramada en un escenario con un grupo de rockeros. Creo que a partir de este año voy a seguir de fan suyo; aunque todavía no le he escrito para decírselo en su idioma.

Yoanis
El nuevo rostro de Cuba.
Otra que se defiende con palabras, las usa, las manda a volar con los tiwiters del espacio, que son como ángeles o diablillos lanzados a toda pastilla en el mundo de los bytes y los wifis.
Ha entrado en ese círculo peligroso de que la inmovilicen o la amordacen. ¿Qué quieren estas mujeres, -me pregunto- Aminatu Haidar, matándonos de vergüenza y de impotencia por algo que tiene que ver con regresar sana y salva a ese pedazo de arena en un desierto que ella identifica como suelo patrio?¿Qué quiere Aung San Suu Kyi que los militares no la dejan salir de su casa?
A casa de Joani voy desde aquí, a visitar a esta hija educada, instruida; que nos ha salido respondona y cuestionadora en el blog Generación Y, al que entro casi todas las mañanas para comprobar si aún sigue ahí, si no la han obligado a que se calle y se marche para siempre.
¿Por qué los grandes machos con poder no las escuchan? ¿Qué piden, qué reclaman, de qué quieren dialogar? ¿Qué quieren que sembremos en las mentes de sus hijos?
¿Por qué se repiten esas hordas de vergüenza que la acosan en los actos espontáneos de repudio popular? ¿Acerca de cuál pueblo piensan ellos, los agresores, que escribe Yoanis en su blog? Yo lo sé. Lo veo. Yoanis Sanchez habla de un país que se termina y visiona algo que se parece al tipo de existencia que tengo yo en una ciudad activa, tranquila y alegre donde la gente no pierde su tiempo discutiendo acerca del alma andaluza o la libertad, porque las posesiones valiosas son incuestionables. Ella desde allá intenta y logra con esfuerzo lo que yo desde aquí puedo hacer con tranquilidad libre: escribir sin miedo y con el corazón.
Encerrada en la isla, Yoanis ya vive en un país que aún no existe. Los demás, poco a poco están empezando a entenderlo.

Luz Casal
Incombustible, luminosa, cantando boleros.
Está en los periódicos de ayer, las señoras de una revista para señoras se me adelantaron y le han dado un premio de los gordos, rodeada de ministras, baronesas y top models; aparece incluida en un grupo que, según la revista, reúne a las mujeres españolas más relevantes del panorama actual.
Sigue teniendo esa belleza misteriosa de una mujer que no se deja amedrentar, ni por el cáncer ni por los desamores. Pone nerviosos a los hombres con la luz de esos ojos negros, y aunque lleva el pelo corto, se ha abierto el escote y se ha soltado el moño grabando un disco de boleros, y bolerongos, algunos clásicos latinos, no ha intentado re orquestarlos o llevarlos a sonoridades contemporáneas. Con esa voz que todavía le obedece, y la singulariza; Luz Casal puede darse el lujo de titular el disco La Pasión.
Es una joya, incluyendo las fotos de portada. Lo escucho mientas escribo. Oigo Alma mía, el antiquísimo bolero de la mejicana María Grever, Historia de un amor, Cenizas... Llamo la atención acerca de la paradójica sonoridad de este disco, un complejo y sofisticado método de grabación hace que el acompañamiento suena a victrola de taberna, de la época en que los boleros eran más jóvenes que ella.

Victoria Casares
Alumna revelación del año.
Está en casi todas las fotos familiares de los últimos años de mi vida en Málaga; casi siempre con sus hermanas, hermanos y sobrinos; que todos son altos, guapísimos y exuberantes. Ella como en segundo plano, discreta y bastante callada. Y rígida, por esas mezclas de artritis y tristezas. Ella está pero no es de las que destaca.
Sin embargo este año mi relación con Victoria pasó de ser de hola y hasta luego. Comencé a enseñarle tai chi, en un grupo, junto a sus hermanas Maruja, Rosa y Maricarmen. (Ver post Recogiendo los cheles de mi arte.)
Y la he descubierto, se me ha revelado como una persona diferente, con más capacidades y más posibilidades de las que muestra. La he visto rejuvenecer semana tras semana, con una constancia que comenzaba a asombrarme. Antes me había advertido de sus problemas de salud y sus limitaciones osteomusculares. Así que no me hice muchas ilusiones con respecto al reto que requiere la continuidad y la complejidad que van alcanzando las secuencias de tai chi. Pensé que abandonaría pronto. Me equivoqué. Victoria no sólo entiende a la perfección lo que le explico, sino que es capaz de seguirme aún y reconociendo sus limitaciones. Los primeros resultados nos han entusiasmado. La he nombrado Alumna Revelación del Año, porque con su caso aprendí; ir a la par de los demás significa que en otras circunstancias, con mejores condiciones físicas se habría puesto en ventaja por delante del grupo
La otra revelación ha sido descubrirle un estricto sentido de la disciplina y la puntualidad y un malagueño y delicioso sentido del humor.

Maria Galiana
Como mi abuela
Abuela emblemática, Maria Galiana, la de ese programa de la historia cotidiana de una España, que aún se ve en Cuéntame como pasó.
A medida en que el actor niño de la serie ha crecido ante las cámaras y ante nuestras miradas, yo he pasado de percibirlo como a un hijo pequeño, hasta llegar a considerarlo un imaginario nieto mayor.
Y casi sin darme cuenta me he hecho nieto de María Galiana, como un día lo fui de Maria Padilla o Rosa Hernández. Aluci-ilusiones que nos da la tele.
La sueño sentada en el patio de la casa en San José, ayudando a mi madre en la cocina, hablándole de mí, diciéndole que estoy bien y que trabajo mucho.

Ann Sittig
Amiga en lo alto de la montaña.
Hace años Ann Sittig me envió la postal de una montaña, el Mount Shasta, en California; que está bastante cerca de donde ella vive. Ann es una antigua compañera de trabajo que ahora imparte clases de Español en una universidad norteamericana.
A la postal le puse un clip y la colgué en mi corcho de pared; porque es muy reconfortante mirar hacia una montaña, aunque sea en fotos, casi siempre desde abajo, dirigiendo la vista a lo alto. Ahí está Ann con una lucecita, avisando: Hola, sigo aquí.
Hay amigos que son como los bolígrafos, te acompañan en la escritura de tu vida, o como las baterías, nos dan ánimos, energías; hay amigos que son como los mecheros, con su llamita calentando, encendiendo, casi siempre infalibles.
Como los mecheros, las baterías o los bolígrafos, los amigos pueden ser desechables o recargables. Ann Sittig tiene esa calidad de producto imperecedero, o sea que va en el segundo grupo, y al igual que el resto de criaturas de las que hablo en las piezas de estos escritos, Ann se encuentra en un turning point de su vida, en el que hay que re-decidir y redireccionar cuál y qué rumbos.
Ann me cuenta que prosigue en su búsqueda de un sentido. Yo estoy de acuerdo. Y como quiero ayudarla, y como me consta que Ann Sittig es una experta en nuestro idioma; le dejo aquí de regalo, para que se las curre mentalmente (y las utilice en la práctica material); algunas de las acepciones que recoge el Diccionario de la Real Academia relacionadas con este vocablo:
sentido, da.(De sentir).
1. adj. Que incluye o expresa un sentimiento.
2. adj. Dicho de una persona: Que se resiente u ofende con facilidad.
3. m. Proceso fisiológico de recepción y reconocimiento de sensaciones y estímulos que se produce a través de la vista, el oído, el olfato, el gusto o el tacto, o la situación de su propio cuerpo. Sentido del equilibrio.
4. m. Entendimiento o razón, en cuanto discierne las cosas.
5. m. Modo particular de entender algo, o juicio que se hace de ello.
6. m. Inteligencia o conocimiento con que se ejecutan algunas cosas. Leer con sentido.
7. m. Razón de ser, finalidad.

*(A tener en cuenta para los próximos rankings) Los amigos, tanto los desechables como los recargables son todos reciclables.

Virginia Kearse:
Counter-clock(wise) woman
I am trying to play with these words for you Virginia.
Wise, man, woman, hombre mujer sabio. En las instrucciones de algunos libros de tai chi se usa la expresión counter clockwise movement, moverse en sentido contrario a las agujas del reloj.
A Virginia le sale de forma natural. Va con su tiempo y a veces creo que hasta por delante. Una parte de mis conversaciones con ella ha sido como explorar nuestros idiomas, como jugar a los asombros mientras se conversa con una británica de Londres, tan interesada en conocer el castellano que lo mismo apunta modismos, versos, titulares de periódicos o frases picantes y burradas andaluzas. Nos hemos intercambiado libros, preocupaciones, e ideas. Ahora me escribe desde la India, donde anda de exploración humana. Y yo la echo de menos esta navidad. Virginia ha sido mi proveedora de inglés, y yo un poco su proveedor de nuevas músicas, su jardinero voluntario y cocinero que siempre espera sorprenderla con algún plato del Caribe.

Susan Boyle
La virgen vino de Escocia.
¿Y qué me dicen de esta virgen escocesa? Junto a su nombre ahora mismo en Google aparece una cifra: dieciocho punto ochocientos. Dieciocho millones ochocientas mil entradas hablan de ella o mencionan a alguien que; hasta hace poco, no tenía la más remota idea de Internet. En ella, con ella, todo ha sido desmesurado; las reservas para la compra de su disco en Amazon desbordan los cálculos, en plena pandemia de Gripe A, su historia se propaga por la red de teclados a pantallas, en un despliegue viral sin precedentes de la ternura ante la belleza otra, la anti-belleza.
Desde el centro de la centrifugadora de la celebridad, esa ex-desempleada de un pueblito aburrido, mira al mundo con la visión entre perdida o estrábica de las personas que nacen con algún daño cerebral. Pero Susan entorna los ojos, abre la garganta y entonces todo cambia.
Durante parte del año su historia, además de fascinarme me dio de comer. Ha sido tema de debate en mis clases de inglés. Hemos utilizado la frase “Don´t judge a book by its cover.” Me ha dado mucho juego en este mundo de estupendos y divinos infalibles.

Cachito Noguera
La diva redescubierta
Si alguien no se le quita a uno del pensamiento, si la salud o la buena conclusión de un asunto es una preocupación oigo decir eso de: Ay, te llevo sobre mi alma y mi corazón. Creo que también querrá decir: no te olvido, no me olvido de ti, te llevo en mi alma, en mi corazón y en un montón de notas garrapateadas en una agenda de trabajo, junto con esbozos, bocetos, trozos de diálogos y descripciones, ideas a medio desarrollar.
Cachito Noguera ha sido un daño colateral cuando, tras la muerte de Norberto se me derrumbó el ánimo para escribir.
Le había prometido crear un personaje sólo para ella, una señora agorafóbica que se siente y se cree invisible, y que en escena se desdoblará en otras cuatro caracterizaciones, durante más de una hora, ella sola, allá arriba con todos sus fantasmas en un escenario que todavía no existe.
Cachito es una actriz aún invisible que va de casting en casting cada vez que la llaman a una edad en que puede estar enseñando a otros talentos jóvenes y en ciernes cómo hay que actuar en los escenarios ficticios y reales de la vida.
En un próximo post colocaré, con su permiso, un enlace de entrada a su blog profesional, para que miréis alguna de las propuestas de su video book, que recoge parte de su trayectoria, y poder entender por qué me comprometí, y me comprometo aquí públicamente, a elevarla al estrellato y porque…
En otra página del mismo periódico de ayer, en el que aparece el premio a Luz Casal, en la página seis, sin recuadros ni subrayados, hay una noticia como disimuladita y apenada. Copio. Lean: “MAS DE LA MITAD DE LOS MAYORES DE 50 AÑOS YA NO TRABAJA” Están en paro o prejubilados. Uno de cada dos trabajadores españoles mayores de 50 años (el 56 %) NO trabaja. La cifra supera lo establecido por la UE. Según un informe, persiste en España una imagen negativa del trabajador mayor que empuja a prejubilarlos.
Los cincuentones no son (no somos) rentables para las empresas, los convenios laborales estipulan que los incentivos los marca la antigüedad (y por ende la experiencia, el conocimiento, la sabiduría, la práctica demostrada, etc.) y no la productividad. El otro problema es que las prejubilaciones las terminan pagando los contribuyentes.
Así que, parodiando a aquel famoso abuelete alemán: Cincuentones de todos los países uníos!. (Y vosotros cuarentones y treintañeros poneos en remojo para cuando os toque la patada por el culo que os volverá invisibles sociales, de seguir a este ritmo tendremos muchos jóvenes pre-jubilados
Cachito Habemus Diva, te lo prometo.

y
Chispa.
Roof-cat billionaire
Slumdog millionaire fue una de las películas que más me gustó en este año. Me pareció una especie de fábula acerca de algunos seres que nacen con buena estrella. It’s written.
Está escrito, recalca el guión al principio y al final de la peli. Habla del destino, la suerte, ese fate shakesperiano que da tanto juego en las historias donde los personajes enfrentan infortunios y contingencias.
Me vais a perdonar que me extienda un poco contando su historia. Pienso que de todas maneras, si alguien ha tenido la paciencia de llegar leyendo hasta aquí, bien valdría la pena saber que la última de esta serie, la princesa en la lista de altezas reales, es la chica de la portada. Viene anunciando la navidad. Debería aparecer en la revista Life, a todo color, así al natural, sin retoques ni fotoshopes Ella no los necesita. Los seres agraciados tienen su destino feliz marcado como un sendero que da mil vueltas entre peligros, caídas y meteduras de pata. Saben salir airosos. Para ellos la fuerza radica en la capacidad de resistir.
Su breve biografía: Es prematura y tenía que haber muerto la noche de su nacimiento. A Candela, su madre, se le adelantó el parto y estuvo horas expulsando gaticos moribundos. Chispa fue la última ya de madrugada, y la única que salió viva. Como hubo que ayudarla a venir, se le provocó una hernia umbilical que le abultaba bajo la tripa. El veterinario aconsejó operarla.
Tenía que llamarse Chispa, porque además de ser hija de la Candela era la primera criatura que nacía en esta casa, traía la chispa de la vida luego de la muerte de la abuela Loli.
El coche personaje de la película de dibujos animados Cars, se llama Rayo McQueen, ya os imaginaréis por qué Gonzalo le puso el apellido; en cuanto abrió los ojos y arrancó a andar Chispa McQueen comenzó a parecerse al personaje de Disney. En primavera descubrió la terraza y las mariposas. Y fue esta primavera, persiguiendo algún bicho que resbaló en el borde del muro y cayó, cuatro pisos, desde el ático a la calle.
Yo venía de dar un paseo con Simbad cuando la encontramos cerca de la puerta del edificio, en el borde de la acera. Fue el perro quien la reconoció. Prefiero no describir como estaba, para no herir sensibilidades.
Sobrevivió las primeras 24 horas y los días siguientes. Estuvo semanas como insensible, en estado de shock, tuvo una fractura de cráneo que le rajó el paladar, con lo que perdió el olfato. No se movía a causa de un esguince en una pata, y porque ahora, además de la hernia del ombligo tenía otra, lateral.
En fin que para operarla, porque había que operarla, teníamos que esperar a ver cómo evolucionaba. Aún era muy pequeña
Mejoró poco a poco, ganó en peso y en tamaño, y creció guapa pero rara. Durante ese tiempo nos enteramos del tipo de operación que habría que hacerle, un tres en uno, hernia de ombligo, hernia lateral y esterilización aconsejada. El precio de la operación no voy a mencionarlo para tampoco herir sensibilidades. El dinero se reunió casi con suscripción popular. Resulta que Chispa tenía su propio club de fans y admiradores y todos quisimos contribuir.
La operación fue un éxito médico y una odisea y un calvario para la gata. Nos la devolvieron semi anestesiada cosida y recosida por dentro y por fuera, con más de 140 puntos entre interiores y exteriores, parece una exageración de risa, pero fue muy serio. A la pobrecilla hubo hasta que ponerle morfina la noche posterior a la operación y mantenerla luego con calmantes y antibióticos.
Esta princesa al igual que mis otras doce reinas, a mí me ha inspirado a seguir en lo que ando; es la imagen de la continuidad, el cambio y la recuperación, ojalá que económica también.
En esa foto de diciembre de 2009 Chispa Mcqueen (Sparkle Mcqueen en la versión inglesa) is back. Es un animal feliz que ha recuperado parte de su infancia y corretea y se estira y huele, la entrada del invierno, olfateando el entorno, el mundo, re- descubriendo el destino por-venir.
Si observáis bien podréis notar esa especie de sonrisilla a lo Mona Lisa que le ha quedado en la foto, tras esquivar una muerte prematura, una caída (mortal) y tres operaciones (de vida o muerte) Es un ser super-sobre viviente. Merece estar donde ha llegado, anunciando la navidad, recordándonos eso, que en muchos seres (especiales o no) la fuerza radica en la capacidad de resistir, de apegarse a la vida, con uñas y dientes.








domingo, 29 de noviembre de 2009

Oráculo del final de noviembre.


Por la ventana entra la luz de un nuevo día; y no es, precisamente, una luz alegre. Es más bien rácana y escasa, la luz mustia de finales de otoño en un país que está ubicado muy al norte. Yo me siento ante este pequeño aparato que me vincula al mundo y miro la hoja blanca que se dibuja en la pantalla. Demasiado blanca, demasiado impoluta y demasiado vacía

Así comienza el post escrito por nuestro amigo Antonio Álvarez Gil ayer sábado 28.

Esta es la última mañana del penúltimo día de noviembre, este último domingo gris, de finales de otoño. Desde la madrugada llueve a intervalos. Chubascos fríos. La humedad se cuela por las ventanas. Se oye el motor de algún coche pasando lento, lejano. El resto es silencio y rumor de lluvia.
El marco es ideal para los pensamientos tristes; para darnos un atracón de pesimismo; para sacar junto con la ropa de invierno que lleva meses en cajas, las incertidumbres y los desalientos. Lo mismo allá en Estocolmo que aquí en Málaga.
Hay tantos problemas por resolver, tanto por desatascar y remover, tanto que solucionar, ya sea a nivel personal-familiar, que a otros, a nivel cumbre de estados.
A mi la tristeza, como la lluvia, se me derrama en enfado, para caer a desconsuelo y resbalar pecho abajo hacia la apatía, la indiferencia, la inmovilidad, y que salga el sol por donde le plazca, o no, que se quede todo gris y nublado y llueva, como hoy.
Llevo mucho tiempo disfrutando la lectura de El blog de Álvarez Gil. Hace pocas semanas nos dio la alegría de que resultara premiado en un concurso literario aquí en España. Yo me alegré tanto que me incluí en la lista de seguidores de su blog.
Sus escritos son a veces síntesis de mis propias conversaciones familiares, cuando evaluamos el tema Cuba, o cuando sus reflexiones coinciden asombrosamente con eso mismo acerca de lo que yo pensaba escribir. Me ha ocurrido en más de un par de ocasiones el tener una idea, una opinión o un punto de vista que expresar y descubrir que Antonio ya la ha sintetizado en un post, con sentido y buen gusto. Y con inteligencia y con sentimientos que uno percibe genuinos.
No le había escrito a Antonio Álvarez Gil para felicitarle por su premio, o para decirle por qué leo lo que escribe.
Pero esta mañana de domingo lluvioso he desayunado leyendo su crónica con ese gris que imagino en Estocolmo, y mi amigo me deja el resto de la mañana dándole vueltas a las líneas del párrafo que cierra el escrito. Lean:

¿Qué traerá, después de todo, el año próximo y cómo será el futuro de la Isla? Me gustaría interrogar a algún oráculo sobre el destino de mi pueblo. Pero los oráculos ya no existen y no creo probable que aparezca alguno por aquí. Si lo hiciera, si yo le preguntara, estoy seguro que se encogería de hombros y movería con desaliento la cabeza. Quizás incluso diría que ni él puede responder a una pregunta tan difícil.

Yo tampoco, pero lo he intentado.
Mi primera intención fue llamar por teléfono a mi amigo Ariel, que es, para quien no lo sabe, una autoridad en estos temas desde hace más de treinta años. Ariel Miranda es el autor, entre otros libros, de I Ching Métodos de Consulta Tradicional y Avanzados que es el resultado de décadas de estudio sobre la forma en que los antiguos chinos intentaban leer en los hilos del futuro.
¿Cuál es la conexión entre la pregunta y la posible respuesta? Lo ignoro. ¿Por qué la pregunta apropiada produce la respuesta acertada? También lo ignoro. ¿Cuánto influye la mente de quien pregunta en el resultado de la respuesta? Es evidente que el pensamiento, la energía del cerebro tendrá algo que ver. Supongo.
A mediodía ha escampado.
Consulté el I Ching por mi cuenta (y riesgo) Y también por mi amigo Antonio, y por mi hijo, que sigue en paro, y por el temor de que no alcanza el dinero para todo el que necesita ese pequeña ayuda económica que llegará en forma de regalo navideño, y por el miedo a enfermar y no sentirnos protegidos, y por la pena de la distancia y la soledad de quienes se van y se van y se van. Consulté por mi alumna que sortea un cáncer con tai chi, por esos a los que quiero de todo corazón ayudar en medio de una impotencia paralizante. Y porque sea la que sea, necesitamos algunas respuestas para vivir.
Proyecté mi mente sobre esa pantalla: Demasiado blanca, demasiado impoluta y demasiado vacía… No hice trampas, simplemente reuní todas las preguntas en esa sola interrogante que nos angustia; apreté una tecla, y lo que obtuve fue esto:

TAI / PAZ

Las influencias de ambos trigramas están en armonía, de manera que todas las cosas brotan y prosperan.

EL JUICIO:
"Paz. Pequeñas partidas, gran aproximación. Buena fortuna. Éxito".
El cielo sobre la tierra permite desarrollar su poder en unidad y armonía. Paz y bendiciones descienden sobre todas las cosas vivientes. Es una época de armonía social; los que se encuentran en alta posición favorecen a los inferiores y éstos a, su vez se encuentran bien dispuestos hacia los superiores. Terminan los feudos. Al centro está el principio de la luz, que tiene una poderosa influencia y somete a la oscuridad. Cada uno recibe lo que merece.

LA IMAGEN:
"Cielo y tierra unidos; la imagen de la paz. El gobernante divide y completa el curso del cielo y de la tierra; proporciona y regula los dones del cielo y la tierra y así ayuda al pueblo".
Se trata de una época de prosperidad general. Toda esta corriente de energía debe ser regulada por un gobernante apropiado, de manera de aprovecharla lo más posible.

LAS LINEAS:

Nueve en la base significa: "Cuando se tira del pasto, la tierra también sale. Cada uno de acuerdo a su naturaleza. Las empresas traen buena fortuna".
En tiempos de prosperidad todos los hombres capaces pueden ser llamados a asumir una tarea.
El propósito de todo hombre debe ser cumplir con algo.

Nueve en el segundo lugar: "Paciencia con los que carecen de nobleza. Vadear el río con resolución, no descuidar lo que está distante. No mirar a los acompañantes: uno puede guiar la caminata por, el medio".
En tiempos de prosperidad es necesaria la nobleza de carácter para tratar con las gentes
imperfectas. En las manos de un gran maestro ningún material es inútil, puede encontrarle uso para algo. Generosidad no significa dejación o debilidad. Justamente en los tiempos de prosperidad debemos estar más dispuestos a emprender tareas peligrosas, como cruzar un río si es necesario. Tampoco descuidar lo que todavía está distante, sino que prepararnos escrupulosamente para cualquier cosa. La división en facciones debe ser evitada cuidadosamente. Cada uno debe encontrar el mejor medio para la acción.

Nueve en el tercer lugar significa: "Ni llano, ni compañía en la pendiente; ni seguidores al retorno. El que persevera en el peligro no tiene reproches. Sin reclamos sobre su sinceridad; aprovechar la buena fortuna mientras se posee".
Todo en la tierra puede cambiar. La prosperidad es seguida por la declinación. El daño puede ser alejado temporalmente pero no abolido. Siempre vuelve. Está convicción nos permite no ilusionarnos cuando llega la buena fortuna. Si continuamos temiendo el peligro, evitaremos los errores. Mientras el hombre fuerte y rico no se deje tentar por la fortuna y permanezca superior al destino, la fortuna no lo abandonará.

Seis en el cuarto lugar significa: "Cae en un estado de agitación, no se jacta de su salud junto a su vecino, cándido y sincero".
En los tiempos de confidencias mutuas, la gente de situación elevada toma contacto con los inferiores. No se debe a la fuerza de las circunstancias sino corresponde a sus sentimientos. La aproximación es espontánea, porque está basada en una convicción íntima.

Seis en el quinto lugar significa: "El soberano da su hija en matrimonio. Esto lo hiere y le trae la mayor fortuna".
La hija, aunque su marido sea de, rango inferior, debe acatar su voluntad. Trae felicidad.

Seis en la cima significa: "La muralla cayó en el foso. No usar las armas ahora. Conozcan por dentro su propio pueblo. La perseverancia trae mortificación. La hora de la sentencia está próxima".




sábado, 28 de noviembre de 2009

Arborícola yo.

Si fuese un árbol sería un guayabo, quizás un primo hermano del peral o del membrillo.
Del peral por la similitud en las frutas, y del membrillo por la flexibilidad de las ramas. Un guayabo en el patio de mi casa fue mi parque de atracciones particular, un compañero de juegos.
Aferrado a una horqueta, me balanceaba en la punta de una rama elástica hasta que mis pies casi tocaban el suelo y el impulso me disparaba hacia lo alto (sin casco ni rodilleras).
En literatura he encontrado párrafos magníficos en los que Carpentier describe el lenguaje de los árboles; todos los poetas mencionan las conversaciones de las hojas con el viento. Se sueña bajos los árboles, se medita, se descansa.
Algunas sombras se evitan como la del guao. En Botánica de los Orishas se dice del guao que su dueño es el diablo, Oggún y Zarabanda, que no hay palo más endiablado en el monte, ni mejor para matar, desbaratar, reventar, acabar con todo. El espacio de tierra en el que brota es igualmente pernicioso.
La maldad es natural en el guao y nadie se atreve a tocarlo; el más ligero contacto con este árbol produce inflamación y fiebre. Con esta planta no puede hacerse más que daño, su sombra, sus efluvios, todo en él es maligno.
Jugar y hablar con los árboles es algo natural para los niños; por eso luego no me ha extrañado, sino por el contrario, me ha entusiasmado la idea de ejercitarme en la técnica de sacar energías de ellos.
Ese de la foto es mi preferido. Está en el Paseo del Parque, en el centro de Málaga. Es un ginkgo biloba. Si alguien consulta información sobre ese árbol encontrará curiosidades asombrosas (corto y pego de Wikipedia y otras páginas) Lean:

-Después de la bomba atómica de Hiroshima, fue uno de los pocos árboles que quedó en pie en las cercanías del epicentro, por lo que se lo conoce como portador de esperanza.
-El nombre original de este árbol en chino es "albaricoque plateado"(銀杏; yín xìng, en caracteres simplificados).
-Es un árbol único en el mundo, sin parientes vivos. Está clasificado en su propia división, la Ginkgophyta, siendo el único miembro de su clase, orden, familia y género. Contiene una única especie, el Ginkgo biloba que constituye uno de los mejores ejemplos de relicto o fósil viviento conocido.
-Originario de China. Puede llegar a vivir un milenio. Se ha usado con fines ornamentales desde hace siglos. Puede florecer en diferentes climas del mundo, sin embargo, crece principalmente en China y Corea, en el sur y el este de Estados Unidos, el sur de Francia, y en ciudades de Uruguay, Argentina y Chile.
-Desde hace siglos se ha utilizado por sus acciones terapéuticas, especialmente por la medicina tradicional china, y las hojas del árbol se usan en la herbolaria moderna.
-El ginkgo moderno es un fósil vivo, con fósiles claramente emparentados a él que datan del Pérmico, hace 270 millones de años. Al final del Pleistoceno, los fósiles de Ginkgo desaparecieron de todos los registros a excepción de una pequeña zona de la China central donde ha sobrevivido la especie moderna.
-De las hojas del ginkgo se obtiene un extracto que posee flavonoides(ginkgoloides y heterósidos) que al ingerirse aumentan la circulación sanguinea central y periférica, y como consecuencia se hace más eficiente la irrigación de los tejidos orgánicos.
-Esto beneficia a las personas en edad madura y senil, ya que sus organismos pierden capacidad para irrigar adecuadamente los tejidos (especialmente el cerebro y eso provoca la pérdida de memoria, cansancio, confusión, depresión y ansiedad). El consumo de Gingko aminora estos síntomas y además también hace más eficiente la irrigación en el corazón y las extremidades.

Pues bien, es nada más y nada menos que de esa maravilla de árbol de donde yo pretendo obtener energías según las tecnicas del taci chi y del qi kong. Para ello hay que adoptar una cierta postura de conexión con la tierra y proyectar las palmas de las manos.
Yo me enamoré de él desde que lo ví, una primavera distinguiéndose del resto con ese brillo de vidrio verde en cada brote. Su energía me envuelve cada vez que paso junto a él, sus "efluvios". Siempre he sentido que me llamaba, que quiere atraer mi atención.
El problema es que, como se ve en la foto de este otoño, el ginkgo está en el camino de un parque. Y aunque me muero por intentarlo, me pongo a pensar en las personas que pasan por ahí y puedan verme en plena faena de concentración y respiración, sonrisa interior y culo ligeramente contraído, como está dispuesto; conectando la espina dorsal, relajando los músculos, extendiendo los tendones, centrando el aliento en la cintura, en las plantas de los pies, en las palmas de las manos, para sentir ese burbujeo como de aire fino y eléctrico en las yemas de los dedos. Dentro de mí me lo puedo estar pasando pipa como cuando me daba por galopar en la punta de la rama de un guayabo. Pero no sé qué efecto causará observado desde fuera, desde el punto de vista de alguien que no conoce a ese señor canoso con barba blanca tipo Papá Noel, que está como en estado de trance junto a un perro y frente a un árbol dorados.


martes, 24 de noviembre de 2009

Des-uni-formándonos.


¿Cuáles serán los estereotipos visuales en las artes marciales del futuro? ¿De qué material se harán los trajes para los entrenamientos, las zapatillas? ¿Seguiremos vistiéndonos de negro, con kimonos, y cinturones de tela?
Pienso en ese kimono negro que he tenido que ponerme en pleno mes de julio, o de agosto. Hecho con ese mismo algodón grueso de los uniformes militares cubanos. Ha sido como el uniforme del tai chi para clases, demostraciones y seminarios.
Jamás un uniforme ha conseguido “uniformarme” y que me sienta unido a grupo alguno. Y de los estereotipos desconfío bastante. Impiden ver más allá de un contorno o de un color plano.
Me puse el kimono por respeto a mis maestros y como símbolo exterior, como muestra de tomarme en serio mi deseo de aprender de la forma más sincera y auténtica posible algo procedente de una cultura ajena y lejana. He destacado tres palabras en este párrafo.
Ese uniforme lo he llevado con ese respeto inicial y con el afecto que se le toma a un compañero de viaje.
Viaje durante el cual he avanzado machacando y desmontando estereotipos, primero por esa necesidad imperiosa de saber, de conocimiento, y segundo porque yo también provenía de otra cultura cuando llegué a un cruce de caminos y ahí estaban esos chinos para mostrarme cual podría ser una de las tantas sendas a tomar en ese mapa milenario del tai chi.
Así que, aunque la mayor parte de mis entrenamientos de todos estos años los he hecho con camiseta y chándal y zapatillas flexibles, y he practicado en parques, en caminos forestales y en la playa y hasta en el aparcamiento de los bajos de un edificio en Madrid, cuando vivía frente a la boca del metro del Barrio del Pilar; no he dejado de sentir ese mismo respeto que me impuse como código ético cuando me comprometí a transmitir este arte, a copiarlo lo más fielmente posible y estudiarlo por dentro y por fuera hasta llegar a entenderlo (por dentro y por fuera) Me comprometí con la esencia. Nadie me obligó.

Y porque provenimos de otra cultura; cuando en nuestra casa invitamos a una comida cubana, mi hijo y yo nos curramos la calidad de las recetas, sabemos hacer auténticos picadillos a la habanera, tostones crujientes, enchilados de camarones un día de fiesta; servimos legítimos e inconfundibles mojitos -y un modesto etc.-. Resumido en tres palabras: auténtica comida cubana. Intentamos trasladar esencias palpables; que se pueden distinguir con el paladar. Mi ideal de camarones enchilados parte del sabor que descubrí y me guardé en la boca en el banquete de la remota boda de mi tía Vina. Yo tenía seis años. Camarones con arroz blanco, no digo más.
Esencias orientales o cubanas, o andaluzas, o yorubas. Todos aspiramos a lo más auténtico y legítimo que, paradójicamente es el resultado de mezclas y revueltas, y resultado también de roturas de estereotipos, dogmas, moldes y clichés.

En los años en que comenzaba a aprender tai chi, cuando vivía en ese Barrio del Pilar de Madrid, una amiga llegó a nuestra casa trayendo un joven italiano que quería conocerme.
Los espaguetis de la cena de aquella noche los cocinó el italiano, no digo más.
Mi amiga estaba embelezada con el italiano que era simpático y encantador. El muchacho estudiaba en una universidad madrileña y además en su tiempo libre aprendía tai chi. Resultó que ambos practicábamos el mismo estilo con los mismos profesores. Por ahí se fue gran parte de nuestra conversación durante aquella noche. Mi amiga estaba encantada con el resultado del encuentro, y se moría de curiosidad por ver en la práctica eso de lo que tanto habíamos hablado. Como digo, vivía frente a una de las entradas del metro y tenía por costumbre bajar a despedir a mis amigos. En el espacio del aparcamiento, entre mi edificio y la plazoleta junto a la boca del metro, el muchacho y yo nos pusimos a hacer la tabla básica de 24 movimientos que dura unos cinco minutos.
Uno junto al otro, uno detrás del otro, girando en la misma línea, al mismo compás, mirándonos a los ojos con esa cierta complicidad y cierto asombro. Porque nos movíamos al unísono, como si nos conociéramos de toda la vida. Y porque “sabíamos” que estábamos sintiendo, experimentando lo mismo.
Un italiano y un cubano en un lugar de Madrid, unidos por algo que un chino aprendió de un hindú. No digo más.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Mensajes desde el ¿más? allá.


Mi amigo M me manda este fragmento en un correo:

"Riki, te parecerá sorprendente, pero anoche he conversado, reído, y llorado en sueños con nuestra inolvidable Charito. Yo le decía cuán agradecido le estoy a ella y a Maru por enseñarme a enseñar, por tantísima ayuda que me dio. Por tanto buen consejo, por tanta clase observada de un recién graduado, y los errores sólo los apuntaba para ayudarme a corregirlos, pero jamás para reportarlos. Así le hablé en sueños."

Y yo le respondo:

Qué bueno ese sueño que me cuentas, M. Yo tuve uno muy parecido hace poco con Norbe. Me daba un abrazo de despedida, es lo que más recuerdo de ese sueño. Estoy escribiendo algo acerca de ese sueño, y de los maestros también, ese sentimiento de agradecimiento por todo lo que aprendiste con nuestras buenas amigas para dar buenas clases, fíjate tú qué casualidad.
................................................................................................................
Cuando llegó el momento en que Mariíta, la madre de Norberto se iba de este mundo, yo estaba ahí; allá en el hospital Calixto García de La Habana. Norberto se negaba a comprenderlo, y sobre todo a aceptarlo, quizás por eso no entendía, no veía que su madre se apagaba ente sus ojos. Hasta me lo preguntó: “¿Se está muriendo?” Yo asentí con la cabeza.
Su dolor era inconsolable.
Y así estuvo días, semanas. Volvió a su trabajo de guionista, tecleando en su habitación de siempre, en su vieja máquina de siempre. Y a veces paraba para llorar. Se secaba los mocos y seguía tecleando. Lo más triste era que el pobrecito mío tenía un contrato con Radio Cadena Habana para escribir un programa humorístico. Vivía de eso por aquella época.
Mariíta vino a uno de esos estados de semi-sueño en el que voy a quedarme dormido o a despertar. Y me pidió que le diera un recado a Norbe, que ella quería que él estuviera tranquilo y feliz, que si no se conformaba, al menos que comenzara a sentir cierto consuelo.
Recuerdo la escena exacta. Yo pedaleando en una de mis tantas bicicletas llevo al Norbe en la parrilla, rumbo a su casa y le cuento el sueño, y le doy el recado de su madre.
Concluimos que “a lo mejor” era un mensaje. Ambos vivíamos nuestra época marxista-materialista furibunda y no creíamos en nada divino que no fuera un producto humano.
Pero funcionó. A partir de que recibiera el mensaje.
A mí también me ocurrió lo mismo, de la misma forma casi. Veinte años después. Norbe vino a uno de esos semi-sueños. Ocurrió poco antes de que comenzara a escribir este blog, en la víspera del primer año de su muerte. Veo la escena: Yo acababa de llegar a Cuba en una especie de viaje sorpresa hacia el pasado, y en el patio de la casa de mi infancia están mi madre, mi hermano pequeño y un Norberto joven, rozagante y risueño que me da un abrazo grande, hondo, de bienvenida. Abrazo de bienvenida.
Para despedirse.
Es que yo no lo dejaba ir.
Ese abrazo fue reconfortante, lo sé porque desperté con su calor, aún en mis hombros y en el pecho. Me acomodé en la cama, regresando a esta realidad sin él, pero conservando esa emoción de los reencuentros, de cuando aún éramos jóvenes y ya sabíamos que nuestra amistad iba a ser para siempre. No me había dado ningún mensaje, sólo el calor de su alegría desbordada al verme llegar. Suficiente para que yo entendiera.
A mí también me funcionó.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Paradoja con la boca cerrada.

A los ojos de la generación de mi hijo soy como del otro siglo, del siglo de atrás.
Atrás y atraso vienen de la misma familia. Atrasado en tecnología, en conceptos.
Atrasado es también antiguo. Mis ideas antiguas chocan con las modernas y atrevidas de los muchachos que quieren discutir y no saben cómo.
Resulta que no les dejan discutir porque no saben hacerlo, es una de las razones de la versión oficial que justifica la censura y el control sobre la libre expresión en las redes cubanas. Los jóvenes cubanos no saben discutir, y les tapamos las bocas, los mandamos a callar.
Pero ellos tienen cosas que decir, y desean ser escuchados. Muchos se expresan de ese modo: discusión y bronca en candela.
¿No sería mejor empezar por enseñarles a debatir para poder escucharnos? Sacar la escandalera del solar o de la estación de policía, de la esquina caliente; cambiar el escenario y cambiar el tono. Cambiar el escenario por la sombra de un árbol, o la orilla de una playa, o la escalinata de la universidad, y hablar, y distinguir hasta encontrar el hilo del dialogo entre el ruido de las quejas, las burlas y los reproches.
Habrá que enseñarles y que les den forma a las ideas y esperanzas que subyacen bajo las quejas; que ahora mismo se están resumiendo en libertad de expresión, de asociación, libertad para Internet, para los presos de conciencia, para entrar y salir de tu país, para aportar, para cambiar, para decidir.
La lista se parece muchísimo a los anhelos de la generación de mis padres, de la mía. Los viejos y anticuados anhelos siguen ahí, como sueños del futuro. Paradoja.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Mi bicicleta y el Meditante.



En el post anterior terminaba meditando bajo un puente. Luego voy y me encuentro estas esculturas misteriosas a lo largo de el Paseo del Parque, en el centro de Málaga. “Meditantes”, dije cuando las vi.
Aunque aparece en varias publicaciones, la palabra no está reconocida por el Diccionario de la Real Academia, dice que la correcta es meditador, o meditadora; pero yo necesito escribirla como con gerundio, o como adjetivo convertido en nombre, (en función nominal dirían los gramáticos) La acción está ocurriendo mientras la observo.
Me gustan las palabras nuevas. O las antiguas recicladas y re-adaptadas a nuevos usos.En inglés acabo de aprender: “netizen” ciudadano de Internet (citizen of the Internet) Blogacción también es otra; desconocida hasta hace pocos días. Accionar con los blogs para ver si quienes tienen que re-accionar lo hacen.
Sentado esta vez en un banco de ese parque, mirando las estatuas en hilera; meditando sobre lo meditado; quiero decir, con la mente tranquila, los pensamientos en orden, comparando, asociando, deliberando conmigo mismo.
Llego a los siguientes resultados:
Si tres días después de ir al cine; las imágenes de una película relampaguean como flashes en mi memoria; si esos relámpagos contienen como síntesis de mensajes, o, y sobre todo: preguntas que uno debería o querría contestar; entonces la película que he visto es buena. O yo he visto otras cosas y quizás me invento historias que la película no tiene. Me refiero a Ágora, de Amenábar. A otros no les ha gustado, quizás no lo que han visto, sino de la forma en que se les presenta la historia. Yo salí del cine recordando otras imágenes, las de los talibanes reventando aquellos budas centenarios, esculpidos en las rocas de una montaña. Hace menos de una década.
Hypatia de Alejandría y Yoanis Sánchez han sido dos de las mujeres que han ocupado mi mente durante estas reflexiones concentradas.Yoanis tiene razón. Esta muchacha está dando la cara por muchos de nosotros, cubanos de adentro y de afuera, dice lo que pensamos a solas, lo que se comenta en voz baja en la cocina o en el patio de la casa. Ella da la cara. Es el rostro de la nueva sociedad civil. Uno de los rostros. Leo su blog para encontrar esa pequeña crónica diaria que envía, como si su visión alternativa fuera los recados y los comentarios de mi mamá Emilia cuando evalúa su entorno, allá en San José donde nací.
Algunos lectores del blog de Yoanis temen por ella. Le piden que se cuide, que ande con pies de plomo para que no le tapen la boca y la metan presa.
Eso no ocurrirá mientras miles de personas sigamos entrando a su Web. Espero.
De lo contrario va camino de convertirse, o de que la conviertan en la próxima Aung San Suu Kyi, premio Nóbel de la Paz y líder de la oposición birmana, quien lleva años encerrada en su casa, presa y muda, por enfrentarse, ella también, a un gobierno dirigido por militares. Yoani se define en su blog como "peregrina inmóvil". Me oprime el corazón que latía tranquilo, como bombeando el hilo de mis pensamientos.
Nuestra memoria colectiva, alternativa y extra oficial, está quedando en estas páginas, enganchadas en bytes Efímeras, frágiles.
Recojo la bicicleta y vuelvo a casa.


lunes, 19 de octubre de 2009

Meditar bajo el puente



Si hacemos caso a las instrucciones de los manuales de meditación, necesitaríamos al menos tres vidas para poder dedicarles todas las horas que dicen requerir. “Practique esta técnica al menos cuatro veces al día, durante una hora”, por ejemplo, “y luego pase al siguiente ejercicio.”
Los que escriben estas instrucciones ¿dónde viven?, ¿de qué viven?, ¿cómo administran su tiempo de vivir? Ellos están en otra onda, claro; allá en sus monasterios Shaolin. No manejan un lenguaje referido a “pon una lavadora”, “vete a hacer la compra”, “llama al fontanero”, “rellena un documento y envíalo por correo”, “recoge los niños”, “baja la basura”
“Limpie su mente de preocupaciones y concéntrese en el tan tien ese punto interior bajo el ombligo.” Sigo las instrucciones; (lo de apretar el culo y sonreír ya lo expliqué en otra entrada de este blog.)
Se puede meditar de varias formas. Según las instrucciones se medita de pie, o sentado en una silla, o sobre un cojín, o sobre los talones, o con las piernas cruzadas, o tumbado de espaldas, o cabeza abajo y patas arriba como los fakires, o incluso caminando.
Me quedo con la última opción y saco al perro a dar su paseo. Qué remedio, habrá que meditar mientras se anda.
“Escoja un lugar agradable, con buenas vibraciones para practicar las técnicas recomendadas.”
El lugar agradable y con buenas vibraciones al que me dirijo, es el cauce del río Guadalmedina. Es lo mejorcito que me queda más a mano.
Lo de agradable es discutible (ver foto) Pero sí es verdad que tiene buenas vibraciones. Pese a las construcciones y reconstrucciones que le han hecho; pese a las basuras que le arrojan cada día; lo que hay bajo mis pies es la tierra por sobre la que han corrido millones de gotas de agua durante miles de años consecutivos.
Luego viene lo más difícil: le referido a “limpie su mente de preocupaciones y etc, etc…
Es que mi mente es tan cabrona e indisciplinada.
Ese ojo interior que se supone tenemos en el entrecejo, se pone a mirar hacia dentro los recuerdos de la película que vi dos noches atrás, Ágora, la de Amenábar. A Norbe le habría encantado. Sobre todo a mí me habría encantado poder seguir intercambiándonos correos, hablando de las películas que nos gustaban y porqué. Ágora sería una de ellas.
Entonces, como ahora, los comentarios habrían ido mezclados y/o relacionados con el acontecer circundante.
Me propongo meditar mientras mi otro cerebro indisciplinado le escribe cartas a un espíritu.
Norbe:
Te cuento lo que vi, cómo lo , una película que bien podría haber sido filmada por un director norteamericano, con ese tempo del cine europeo Habrá quienes vean una peli de romanos y aventuras; desde las imágenes iniciales las cosas explotan y revientan, los hombres pelean y la tensión sube. Y sube también cuando parece una película filosófica y los hombres discuten sus ideas y comparan sus dioses.
En medio de todos ellos una mujer atea, astrónoma, matemática y filósofa, soltera, guapa y con la cara lavada: Hypatia, que fue tan real y viva como lo está ahora mismo Yoanis en La Habana.
Ayer por la mañana el aviso de su vídeo estaba entre los mensajes de mi correo. La vi como la vi, dándole una tángana descomunal, educada, correcta y fina, como es ella, cantándole las cuarentas a esa otra pobre señora vestida de empleada militar, quien sólo atina a repetir, obstinada y obtusa: “No está autorizada a viajar” “No se le autoriza a viajar” “No tiene autorización para viajar”
Hypatia, Yoanis y yo, cada uno buscando su alma. Yo que no puedo meditar porque en mi cabeza rondan pensamientos “parásitos y ociosos que afectan la concentración” (según el manual) La hija de mi amiga T. falleció la tarde en que precisamente yo iniciaba este blog hablando de ella. La noticia me llegó junto con el correo con el vídeo-denuncia o vídeo-testimonio de Yoanis. Mi hijo sigue en el paro desde hace meses y meses; me comenta que a lo mejor tendrá que venirse a vivir conmigo. Luis Manuel García anuncia la inminente pérdida de la revista Encuentro de la Cultura Cubana, el efecto dominó hará caer el diario onlineCubaencuentro.com” Más seres talentosos y laboriosos a las listas del INEM. Hay quienes se frotan las manos y aplauden con risitas, qué se joda. Y hasta se lo escriben en su blog, que se joda la cultura, la cubana también, y los culturosos, y los intelectualillos subvencionados.
Mi cuerpo, que es más disciplinado que mi mente, sigue ocupándose de bombear aire hacia los pulmones. La respiración llega a ser estable, tranquila y profunda, ajena al torbellino de esos pensamientos arriba, en la azotea de mi mente.
Por un instante comienzo a experimentar la sensación de que la fuerza de esos imanes en las plantas de mis pies, sube hasta los tobillos, las rodillas, el sacro. Casi voy a empezar a disfrutar, al fin, esa ligereza en los hombros, ese enraizamiento de las piernas.
El hocico húmedo de Simbad, mi perro, me roza la mano derecha. Lo miro de reojo, y él igual a mí. Conozco esa mirada de: "o seguimos el paseo, o me llevas a casa..."


sábado, 17 de octubre de 2009

El ladrón de conocimientos.

Soy yo. Estoy sentado en el suelo, detrás del maestro, entre una chica y una persona con gafas. La foto es de mediados de los 90. La encontré en Internet hace unos meses.

Cuando la expando en la pantalla, me veo en la cabeza un primer mechón de canas. En la imagen estoy mirando no sólo con los ojos, miro con todo mi cuerpo un poco tenso, los hombros elevados; estirando el cuello. Copio y grabo en mi memoria humana (no virtual) la postura del maestro; veo como sus manos vuelan como nubes.

"Las manos se mueven como nubes", tres veces hacia la derecha, tres hacia la izquierda. Es el décimo movimiento en la tabla básica de 24, del estilo Xin Yi.

Ese señor al que miro en la foto es el propietario de los conocimientos. Es el Maestro, con M mayúscula. Nuestro Maestro Xia Zi Cai. Fue el que me tocó. Era el profesor de mi primera instructora, Elena (esa otra persona excelente y adorable que me cogió muchas veces literalmente de la mano, para enseñarme a dar los primeros pasos en ese camino por el que todavía andamos)

Al maestro Xia le molestaba que le fotografiaran y muchísimo menos ser filmado sin su autorización. Y me consta que lo mismo sigue ocurriendo con su esposa, (sucesora y co propietaria de los conocimientos) mi actual maestra Hui Fang.

Verlos ejecutar una serie de movimientos en cadena ha sido para mi como una rareza mágica.

Así que a ese alumno de la foto no le quedaba más remedio que afinar las retinas y conectar la grabadora en las neuronas; como hacía el personaje que le da título a esta entrada.

Cuenta Pascal Faulliot en "El blanco invisible", un libro de narraciones acerca del zen en las artes marciales, la historia de Yang Lu Chan. La anécdota recuerda los guiones de las películas taiwanesas. Yang chico pobre de origen campesino, a comienzos del siglo XIX; sentía pasión por el chuan-shu, el arte del puño. Desde su infancia Yang frecuenta las escuelas de artes marciales de su provincia, Ho Pei, y siendo aún muy joven alcanza el rango de un experto de gran reputación.
No obstante Yang seguía sin encontrar un maestro que le enseñara un arte más profundo, que le condujera a encontrar eso que ellos llaman "El camino de la armonía" (Ellos siempre con esos títulos tan poéticos)
Hasta que Yang oyó hablar del tai chi chuan, arte que empezaba a ser popular en otra provincia china, Honan, a unos 800 kilómetros.
Yang se los hizo andando.

En Honan todo el mundo hablaba del gran maestro Chen Chang Hsiang como el hombre con el "kung fu" más perfecto de su época. Ese experto sólo transmitía conocimientos a los miembros de su familia, en el más estricto secreto.
Yang logra entrar a la casa del maestro y trabajar como criado. De esta manera se las arregla para espiar en secreto el entrenamiento familiar bajo la guía del patriarca. Observa con atención los movimientos, bebe las palabras y los consejos del profesor.
Después, durante la noche, cuando todo el mundo dormía, el criado se ejercitaba en reproducir lo que había visto durante el día, puliendo los encadenamientos para agregarlos a la secuencia que deseaba aprender.

Continuó hurtando información durante varios meses sin despertar sospechas; hasta que una noche fue descubierto e inmediatamente conducido ante la presencia del patriarca Chen.
Se esperaba lo peor, el anciano maestro estaba muy enfadado. Y mucho más cuando Yang reconoció que estaba espiando.
El maestro le pidió al criado una demostración para comprobar hasta cuánto le había robado. Yang obedeció. Ejecutó un encadenamiento con tal concentración y fluidez que el anciano Chen quedó profundamente impresionado al ver un reflejo tan fiel de su Arte.

Dice la narración que el maestro dijo: "Sería estúpido dejarle marchar con lo poco que conoce. Mancharía la reputación de nuestra familia mostrando nuestro arte de una manera tan incompleta. Mejor será que se quede aquí el tiempo necesario para terminar el aprendizaje."

O sea, que al final Yang sale ganando algo así como una beca, o un curso de post grado, que le duró varios años.
Yo comprendo a Yang, su deseo de saber. Aunque no tuve su suerte. No me dieron beca. He tenido que trabajar como cualquier hijo de vecino, para pagarme lo aprendido pedacito a pedacito. Alguna vez tuve que dejar de ir a clases los meses que no tenía dinero para pagarlas.

Acerca del tema monetario-espiritual escribiré en otro momento. Sólo quería agregar, para terminar, que esa tarde en el Parque de El Retiro en Madrid, el Maestro Xia hacía una demostración práctica, respondía preguntas, aclaraba detalles de algún movimiento, bromeaba. Esa tarde estábamos fuera de las clases y los gimnasios, al aire libre y libres.
Y lo mejor, nadie tuvo que robarle nada; aquella tarde nos dio una clase magistral y de regalo.

viernes, 16 de octubre de 2009

Recogiendo los cheles de mi arte.

Mi jefa en el gimnasio me da un toque de aviso. Todavía no es un ultimátum, espero. O consigo alumnos o me cierra el chiringuito. Tengo muy poca asistencia en un par de grupos, uno anda diezmado por los avatares de la vida, ciáticas, artritis, viajes y urgencias familiares impostergables. Y el otro es muy curioso, los futuros alumnos llegan, prueban una clase y se van a otra sala. Creo que casi todos pagan una especie de tarifa plana que les permite hace un recorrido por las ofertas de la casa, y probar de todo el menú, salas de musculación, un poquito de pilates, un ratico de yoga, una sauna, un par de lecciones de salsa y tres piruetas de tai chi. A mi me parece estupendo, salvo en el detalle de que para aprender lo que yo intento enseñar, hay que comenzar practicando al menos un par de horas a la semana.
Mi gimnasio tiene ese look ultra limpio y moderno de los catálogos de publicidad. Es amplio, luminoso, bueno y caro.
Hay otro detalle. Me parece que casi la totalidad de mis compañeros, incluyendo a la señora de la limpieza, son más jóvenes que yo. Y muchíiiisimo más guapos.
Estoy mosqueado pensando en que cuando llegan a la oferta de tai chi, mis potenciales alumnos se decepcionan al ver que en lugar de un taiwanes impresionante, estoy yo.
Así que me veo recogiendo los cheles de mi arte y practicando solo en ese rincón tranquilo de un parque al que voy algunas mañanas.

jueves, 15 de octubre de 2009

Sonrisa Interior

Sonrisa interior.
Dice uno de los libros que estudio. Hay que sonreír(se) por dentro.
Me concentro, me pongo serio, atento a las comisuras de la boca. La que obtengo es socarrona y un poco amarga.
Tendré que explorar en mis sentimientos a ver si encuentro alguno que me provoque esa especie de calor emocionado, que según afirman los expertos, resulta curativo y moviliza las energías positivas.

Ahora que, para sonrisas socarronas y risitas nerviosas, las de mis alumnos, los abuelos de “El Perchel”; en una clase el curso pasado. Les indiqué la posición correcta para comenzar los ejercicios: el peso distribuido por igual en las dos piernas; relajados, concentrados, respiración tranquila. Y les dije que comenzaran apretando ligeramente el culo hasta llegar a sentir cierto calor y cosquilleo que se expande hacia el cóccix y los genitales.
Y los abuelos ahí, muy concentrados ellos, con los ojos cerrados, respirando profundo, tratando de sacarse cosquillas calientes del ojo del culo, conteniendo el esfínter y las risitas; preguntándose qué sentido tendría todo aquello de sonreír con el culo apretado…
En aquellas primeras clases mis intentos de ejercicios con la sonrisa interior terminan con una ola de carcajadas exteriores.
De todas formas pienso que los maestros antiguos nos dejaron un buen consejo: aprieta el culo y...sonríe.

Luto Interior

Mi amiga T., que vive en Madrid, me escribe desde un hospital en una ciudad andaluza. Está cuidando los días finales de su hija.
Mi correspondencia con T. es privada e intensa, muy privada y muy intensa, en estos días terribles para esa mujer admirable, que me saca las risas y las lágrimas con su humor y su entereza. Nuestra amistad data de años, hemos sido alumnos de los mismos maestros de Tai chi.
Este verano nos reencontramos en Nerja, en un seminario de tai chi con nuestra maestra. T. y yo nos actualizamos acerca de nuestras vidas. Y hablamos de temas humanos y divinos. Ahí me enteré acerca de la enfermedad que padece su hija
Por eso sólo pondré en este blog algunos fragmentos de los correos que le envío.
Éste es del pasado 5 de Octubre:

Querida T. Tus correos me conmueven y me emocionan, sobre todo por su contención; por lo que no dicen. Hay que inferir a partir de lo que escribes. Infiero, y compruebo, por ejemplo, que la fortaleza es más que física, mental. Me refiero a organizar información y procesarla, sentimientos incluidos. Quiero decirte además, que contestando este correo acabo de decidir empezar ese blog que siempre pospongo para no (volver a) comprometerme a tener lectores fijos. Hubo una época de mi vida en la que me dediqué a escribir de forma profesional, he sigo guionista de cine, de radio, de televisión para la redacción infantil del canal 6 en Cuba. También he publicado un par de novelas y algunos libros de cuentos, y en algún momento fui reconocido como un escritor en mi país (mi etapa de "joven promesa"), y hasta me dieron premios internacionales.Todo eso está hoy archivado en una carpeta con el titulo de Egoteca, o archivo de las vanidades.El fallecimiento casi repentino de mi compadre y hermano Norberto, el pasado 13 de octubre, en Quito, Ecuador, me ha dejado mudo y vacío durante todo este tiempo. Pero yo sé, yo intuía que a partir del 13 de este mes daré por terminado ese año de luto interior, y voy a escribir en un blog todas las cartas que llevo un año sin mandarle; escritas en mi cabeza palabra por palabra. Tendrán que salir. Sé que el título que se me ha ocurrido es cursi, pero es rotundo y redondo. "Desde un rincón del alma..." porque si no escribo desde ahí no vale lo escrito, y porque cuando yo le mandaba correos a Norbe volvía a ser aquel adolescente ignorante y vulnerable de cuando nos conocimos; que hablaba sin camisa y sin detenerse mucho a pensar y pesar lo que decía.Quiero escribir con esa libertad y a la vez con ese desafío de quien se echa a dormir sabiendo que ha dejado las ventanas y las puertas abiertas, asumiendo sus responsabilidades y confiando en su buena estrella.Quiero regalar, o simplemente compartir parte de lo que sé, de lo que he aprendido en estos años y de lo que me voy enterando mientras sigo y busco. Aunque insisto en lo de "regalar" lo que me ha costado mi dinero, mi esfuerzo, mi tiempo y mis neuronas; porque imagino que alguien habrá en alguna parte, necesitado de escuchar o aprender eso que voy a contarle. Y quiero, de paso, tener la sensación de que saldo alguna de esas deudas que ahora mismo no puedo pagar a los bancos (y banqueros) que me reclaman.Quizás también cumpla con ese mandato espiritual de dar a los demás una parte de tu fortuna, sin esperar nada a cambio.Lo que escribiré va de mi búsqueda de la energía interior, en este contexto del aquí mismo y ahora mismo. En esta realidad a veces brutal y espeluznante.El texto que te envié fue en su momento la idea para el punto de partida. A lo mejor lo reutilizo. Ya pensará cómo.Desde ese rincón mando energía a tus manos.y un abrazo.Ric.

martes, 13 de octubre de 2009

La savia de las palabras

Ando buscando mi alma. Lo digo muy en serio.
Acabo de encender una vela, azul y nueva; en la mesa, junto a este ordenador. Hoy hace un año de la muerte de un hermano.
Hace un año que no escribo.
Es la madrugada del martes 13 de octubre del 2009. Mal día para supersticiosos como yo.
Antes de encender la vela he dado un paseo por la orilla del río, casi hasta la desembocadura. Quería comenzar este blog y no se me ocurría un nombre apropiado. Llevaba rato intentando combinaciones con expresiones como "Sexto Sentido", "Séptimosentido", algo que incluyera la palabra alma, una frase, como esa de la canción. "En un rincón del alma..." "Desde un rincón del alma..." Las combinaciones ya no estaban disponibles, y las frases para títulos son poco prácticas y francamente cursis, (aunque sean rotundas como las letras de los buenos boleros)
Fue dando ese paseo junto al río. Todas las letras se juntaron en mi memoria: SABIAPALABRA, el nombre de su correo electrónico. Yo lo había borrado de todas las listas tras la muerte de mi hermano.
Y él vino y me lo sopló tras la oreja izquierda en esta noche de otoño malagueño junto al río. Sabias palabras, savia de palabras.
En este blog voy a mandarle muchas de las cartas que nunca terminé.