domingo, 9 de enero de 2011

Cada objeto cuenta una historia





Abro mi ventanita para que el mundo tenga el tamaño de esta pantalla. Escribo el primer post de 2011. Hola a todos otra vez. He recibido cartas, postales y abrazos, electrónicos, algunos desde muy lejos; todos con mayor o menor cantidad de bytes y de imaginación, pero todos con esos afectos que me desarman, y que de alguna manera trataré de corresponder; ¿será verdad que quienes me quieren me quieren tanto…, o es que yo me lo creo así…? Es que las postales y los mensajes han llegado tan cargados de cariños…, a reventar…

He aprovechado las vacacione navideñas para darme un paseíto por el Londres virtual, llevo semanas metido en el British Museum, en visitas de 15 minutos; es el tiempo que dura cada uno de los cien programas que la Radio 4 de la BBC ha transmitido a lo largo del recién finalizado 2010.

Por estos días hace un año se estrenaba esa joya de anuncio, es uno de los videos promocionales de la serie.

Pertenezco a una cultura que por tradición era entrenada desde la infancia para de alguna manera “ver” lo que se escuchaba en la radio, antes que televidentes, antes de que la paleo-televisión de los años 60 desembocara en las actuales pantallas planas, los de mi generación fuimos los últimos niños radioyentes, capaces de embelesarnos oyendo, capaces de visualizar aventuras, romances, obras de teatro, hasta películas...

Con esta serie me ocurre una experiencia nueva, que me obliga a reacomodar y reorganizar lo aprendido; es que son programas que escuchas mientras lo ves. Por momentos da la impresión de estar ante la banda sonora de un documental, se oyen pasos y ecos en las salas y galerías del museo, esa resonancia de los lugares cerrados con techos altos, pero también hay voces grabadas en exteriores, en el lugar en el que se encontró el objeto del que se hable en cada programa. Hay cortinillas musicales, cabecera, presentación y pausas como en cualquier programa de radio de toda la vida, pero el asunto es que, como lo “oímos” a través de una página web, mientras oyes no sólo imaginas sino que ves realmente lo que escuchas, y el programa se me convierte de repente en una clase de historia, o de arte, o de historia del arte, y mi silla en un pupitre escolar. Y para que no falten detalles, en una columna a la derecha de la página web, aparecen todos los datos técnicos del objeto protagonista de ese día: color, tamaño, época y lugar en el que fue encontrado, o desenterrado, o robado.

Hay también mapas de localización de las piezas, y videos reales que muestran el objeto en la pantalla del ordenador, con esa lentitud con que giran en los documentales, y como las fotos son de alta resolución pueden ser ampliadas y ampliadas y re ampliadas, como si los del museo nos prestaran una lupa para desentrañar el pasado que fue.

Llevo semanas acumulando esos trozos de 15 minutos de buena radio, de factura impecable, de inglés de alta calidad (en contenido y forma); contra horas y más horas de tedio cinematográfico navideño, comedietas y telebasura a granel. Empecé por (escuchar-leer-mirar-estudiar) a partir del programa uno, ya voy por el 64, me lo estoy pasando pipa, como dicen aquí, me entretengo, aprendo, practico idiomas, y es gratis.




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