miércoles, 30 de diciembre de 2009

Regalos para todos.



Despido mi agenda, y le doy la bienvenida a las páginas en blanco del 2010. Reviso metas, me detengo a pensar acerca de lo que me propuse y no logré. Hay un montón de tareas, y otro montón de sueños en espera que tendré que arrastrar para acomodarlos en esas cuadrículas con renglones de planes mensuales que vienen en mi otra agenda por estrenar.
¿Qué valdrá la pena llevarnos con nosotros hacia delante cuando saltemos la línea del 31 de diciembre? ¿Qué dejaremos definitivamente atrás? Por lo pronto cargamos con los regalos que estamos recibiendo.
Este año me ha dado por analizar los símbolos que contienen. Tanto en regalos dados como recibidos.
Un amigo cubano acaba de recibir esta navidad un presente de sus ante-pasados: un pasaporte-llave español, que le ayudará a seguir abriendo las puertas del futuro.
Mientras, a un hermano mío en Valencia le llega -junto con la cesta de Navidad-, la noticia del próximo cierre de su empresa.
A alguien que conozco la vida le regala una historia de buen amor (quizás de duración variable, pero eso qué importa)
Un amigo pintor colombiano recibe la encomienda de llenar lienzos con sus sueños, sus visiones tras años de repetidas lecturas de “Cien años de soledad”
Para una niña de la familia, una lámpara-linterna en miniatura, con un clip que se ajusta a la tapa y alumbre el camino del libro que esté leyendo.
Para un –aún- niño grande, un disco con boleros cantados por Omara Portuondo (una abuela cubana con una voz –aún- joven)
Para un joven grande, una billetera-monedero nueva y vacía. A ver con qué la llena, y cómo.
Los mensajes en mis regalos vienen claros: una mochila fuerte que quizás me dure años, un reloj “despertador” (a ver si espabilo, supongo) y algunos billetes de lotería que nunca salieron premiados (que a mí la fortuna nunca me ha entrado a través del azar, sino del amor de los otros)
El más inesperado de todos me lo manda Norberto desde las sombras de los ochentas. Alguien me avisa que allá, en la televisión de Cuba, El Cucumí ha vuelto a despertar.
Pero ese regalo lo abriré en este blog en mi próximo escrito, en el otro año.

1 comentario:

  1. Feliz año, Ricardo. El pasado año estuvo lleno de esperanzas para mí, hasta que el 16 de octubre tuve que rendirme a la crudísima realidad. Este nuevo... psss, me da igual, la verdad. Me ha hecho gracia lo de los regalos y su mensaje. No he pedido nada pero sí estoy regalando yo. Como no es material, por e-mail te enviaré algo hecho por mí, con estas manitas mías y con inspiración sacada de no sé donde. Un abrazo. Teresa.

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