martes, 5 de julio de 2011

Como un regalo… (¿tardío?)


Tengo unos amigos que son pareja: Lourdes y Rafa. Son tan buenas personas y me quieren tanto, que hasta me incluyen en ese club selecto de ocho amigos a los que les envías copias de un correo, de los que sirven  para invocar y convocar a la buena fortuna, para  que nos asista o nos asalte, y nos haga multi mega millonarios.
Además, siempre, siempre, siempre, se acuerdan de mi cumpleaños. Y este abril, por mis 55, se me aparecieron con una joya de libro. Nunca les agradeceré lo suficiente que me hayan regalado Sunset Park, de Paul Auster.
Cuando puse el título y el autor en el buscador de Google, la cifra de referencias (152 mil resultados) me abrumó. Fue como asomarse a un abismo de letras… por leer.
Como siempre hay tanto experto consagrado poniéndolo por las nubes, tan buenos trabajos de análisis literario (Hay expertos y catedráticos que viven de y les pagan para hacer eso); así que poco puedo decir entonces acerca de este libro, salvo que ya lo he puesto en mi colección de memorables.
Y que algo tengo que hacer para que me perdonen, sobre todo Lourdes, que este año yo haya cometido la torpeza de confundir la fecha de su cumpleaños, y se haya quedado sin mi regalo y sin que yo vaya a darle un abrazo y brindar por su salud y larga vida.
Llevo semanas currándome este post, ha sido mi penitencia y será mi regalo de disculpa. Copié un fragmento, el que más me ha gustado, uno que terminé de leer con un nudo en el estómago y otro en la garganta. Lo copié del libro y luego lo traduje lo más fiel y con el mayor respeto posible.

La emoción a la que se refiere la palabra joy, en inglés, se traduce  en nuestra lengua con tres acepciones: alegría, dicha y júbilo, el Oxford Dictionary les da ese orden, (también aparecen: placer y disfrute…)
En mi versión he optado por la segunda  porque “la dicha”, en castellano, es un vocablo muy cercano a felicidad, que es la sensación que capto en la lectura del original de Auster.
Una tarde me aparecí con el libro en una clase con mis alumnos de nivel avanzado, les desperté su curiosidad, ¿qué es esto, poesía o prosa? ¿Es Auster el Vargas Llosa de los norteamericanos, un Hemingway de nuestro tiempo? Leímos la página en voz alta, para que mis alumnos vieran una pieza maestra de prosa contemporánea, para observarla y analizar hasta la construcción de las oraciones, seguir el encadenamiento de las ideas, para comprobar con cuanta sencillez escriben los maestros acerca de los cataclismos dichosos de la vida; enamorarse como lo está ese muchacho del libro es la dicha sentida y envolvente, las fuerzas de un terremoto con tsunami, pero en bueno.
Ceo que alguna vez  experimenté eso, y algunos de los que leen estos posts también, me consta.
A continuación el fragmento original y mi visión de esas imágenes en mi idioma.
Para Lourdes y Rafa, que me hacen multi mega millonario con el tesoro de su amistad. (Y para todos esos otros cuyos cumpleaños he olvidado en todo este tiempo.)

Sunset Park (by Paul Auster)
Fragment: (Section: All.
 Chapter: Miles Heller)

It was the best thing that could have happened to him, it was the worst thing that could have happened to him. Eleven days with Pilar in New York, and then the agony of putting her on the bus and sending her back to Florida.
One thing is certain, however. He loves her more than any other person on this earth, and he will go on loving her until the day he stops breathing.
The joy of looking at her face again, the joy of holding her again, the joy of listening to her laugh again, the joy of hearing her voice again, the joy of watching her again, the joy of looking at her hands again, the joy of looking at her naked body again, the joy of touching her naked body again, the joy of kissing her naked body again, the joy of watching her frown again, the joy of watching her brush her hair again, the joy of watch her paint her nails again, the joy of standing in the shower with her again, the joy of talking to her about books again, the joy of watching her eyes fill up with tears again, the joy of watching her walk again, the joy of listening to her insult Angela again, the joy of reading out loud to her again, the joy of listening to her burp again, the joy of watching her brush her teeth again, the joy of undressing her again, the joy of putting his mouth again her mouth again, the joy of looking at her neck again, the joy of walking down the street with her again, the joy of putting his arm around her shoulders again, the joy of licking her breasts again, the joy of entering her body again, the joy of waking up beside her again, the joy of  buying clothes for her again, the joy of giving and receiving back rubs again, the joy of talking about the future again, the joy of living in the present with her again, the joy of being told she loves him again, the joy of telling her he loves her again, the joy of living under the gaze of her fierce dark eyes again, and then the agony of watching her board the bus at the Port Authority terminal on the afternoon of January third with the certain knowledge that it will not be until April, more than three months from now, that he will have the chance to be with her again.
…………………………………
Sunset Park (Paul Auster)

Fragmento: (sección: All
capítulo: Miles Heller)

Fue lo mejor que pudo haberle ocurrido, fue lo peor que pudo haberle ocurrido. Once días con Pilar en Nueva York, y luego la agonía de ponerla en el autobús y mandarla de regreso a la Florida.
Hay un algo que, no obstante, es cierto. La ama más que a ninguna otra persona en esta tierra y seguirá amándola hasta que él deje de respirar.
La dicha de mirar su cara otra vez, la dicha de abrazarla otra vez, la dicha de escucharla reír otra vez, la dicha de oír su voz otra vez, la dicha de verla otra vez, la dicha de observar sus manos otras vez, la dicha de observar su cuerpo desnudo otra vez, la dicha de tocar su cuerpo desnudo otra vez, la dicha de besar su cuerpo desnudo otra vez, la dicha de verla fruncir el ceño otra vez, la dicha de ver cómo se cepilla el pelo otra vez, la dicha de ver cómo se pinta las uñas otra vez, la dicha de estar con ella bajo la ducha otra vez, la dicha de hablarle de libros otra vez, la dicha de ver que sus ojos se le llenan de lágrimas otra vez, la dicha de verla caminar, la dicha de escucharla insultar a Ángela otra vez, la dicha de leer en voz alta para ella otra vez, la dicha de escucharle eructar otra vez, la dicha de verla cepillarse los dientes otra vez, la dicha de desvestirla otra vez, la dicha de poner su boca contra la de ella otra vez, la dicha de mirar su cuello otra vez, la dicha de caminar calle abajo con ella otra vez, la dicha de poner su brazo alrededor de sus hombros otra vez, la dicha de lamer sus pechos otra vez, la dicha de entrar en su cuerpo otra vez, la dicha de andar a su lado otra vez, la dicha de comprarle ropas otra vez, la dicha de dar y recibir masajes en la espalda otra vez, la dicha de hablar acerca del futuro otra vez, la dicha de vivir el presente con ella otra vez, la dicha de que ella le diga que lo quiere otra vez, la dicha de él decirle que la ama otra vez, la dicha de vivir bajo la mirada de sus ojos oscuros y fieros otra vez, y luego la agonía de verla subir al autobús en la terminal de Port Authority en la tarde del tres de enero con la certeza de que no será hasta abril, dentro de más de tres meses, que tendrá la oportunidad de estar con ella otra vez.




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