sábado, 18 de septiembre de 2010

Carta de pésame.

Junto con el verano se nos van algunos seres queridos. Tengo que escribirlo, dar mis pésames y soltar mis pesares. En sólo una semana la misma noticia llega un día tras otro, primero la hermana de una buena amiga, luego la hija de una amiga a la que considero una hermana, esta mañana me entero de que también mi vecino del segundo, el que siempre me saludaba en el ascensor y miraba a mis perros con afecto…


Esta tarde, llamada de Cuba: mi tío Arodys ha muerto. Llevaba dos semanas grave. Estábamos esperando la noticia, pero da igual. Mi familia de allá está desolada.
Es como si el mundo se fuera quedando sin buenas personas, pienso en ese arranque, esa reacción frente a la impotencia, frente al no hay remedio, el se acabó…

¿Y ahora cómo hago yo para dar consuelo, eso que tengo que dar: el pésame…? Yo que entiendo muy bien lo que se siente en esos días posteriores a las ceremonias fúnebres y a las despedidas; me refiero al comienzo del duelo real, físico, anímico, que sobreviene envuelto en esa congoja llena de ganas de pedir perdón, de sentimientos de culpa, de reproches, de pena por no haber aprovechado más y mejor los momentos en que estuvimos juntos, vivos, y felices…

Siempre la gran incógnita, la gran bola vacía, al final del camino. ¿Será como saltar a un hueco de la nada? Misterio insondable… ¿Será posible seguir comunicándonos con ellos, con lo que quedó de sus energías, desde alguna otra parte de nuestra corteza cerebral? Más misterio, más hondo. Más dudas, como siempre. Y sabemos de antemano que ninguna respuesta nos convencerá del todo.

Dice mi amiga T. que sobrevivir a quienes se nos van tiene un sentido, aunque no lo veamos así desde el principio. Será que algo nos queda por hacer antes de irnos, dice. Sí, nosotros también nos iremos en algún momento por venir. A veces conviene recordarlo; sobre todo en esos días en los que nos preguntamos qué hacemos aquí, para qué estamos, por qué vivimos, si existir es una carga, una roca embarrada de mierda sobre los hombros.

Difícil tarea esta de dar consuelo.

Y sin embargo hay que intentarlo; hay que reunir fuerzas -otra vez- para llorar, y hasta para reír.

Al conocido humorista cubano Alexis Valdés también se le murió su padre (Leonel) a principios de septiembre. Alexis, frente a una cámara de televisión, nos consuela hablando de su pérdida.

Pongo aqui el link

Alexis Valdés rinde homenaje a su padre

3 comentarios:

  1. LO SIENTO MUCHO COMPADRE. LA INEXORABLE DIRECCION DE LA VIDA HACIA LA MUERTE. UN ABRAZO JUAN CARLOS OSPINA ORTIZ.

    ResponderEliminar
  2. Qué hacer, qué decir a quien comienza un duelo?. Lo mejor que se me ocurre, Ricardo, es esto: "ESTOY CONTIGO". No vale decirle al doliente qué debe hacer, qué debe sentir ni aconsejarle que si se bloquea busque un psicólogo o proporcionarle uno. Para mí, que estoy viviendo un duelo, lo que me reconforta realmente es que el otro me pregunte "¿cómo estás?¿cómo lo llevas?", y me escuche lo que necesite decir, incluso que comparta un silencio conmigo. Esto sí que ayuda, porque, aunque el duelo hay que vivirlo en primera persona, saber que te entienden y te escuchan con los oidos, con el corazón y con respeto, sí que sirve para sobrellevar la carga. Así que "AQUÍ ESTOY" y sé escuchar. Un abrazo chillao. Tu amiga T.

    ResponderEliminar
  3. Ricardo, no he conseguido conectar con el homenaje de Alexis Valdés a su padre. Hay algún otro sitio donde pueda verlo?. Gracias. Beso. Tu amiga T.

    ResponderEliminar