jueves, 15 de octubre de 2009

Sonrisa Interior

Sonrisa interior.
Dice uno de los libros que estudio. Hay que sonreír(se) por dentro.
Me concentro, me pongo serio, atento a las comisuras de la boca. La que obtengo es socarrona y un poco amarga.
Tendré que explorar en mis sentimientos a ver si encuentro alguno que me provoque esa especie de calor emocionado, que según afirman los expertos, resulta curativo y moviliza las energías positivas.

Ahora que, para sonrisas socarronas y risitas nerviosas, las de mis alumnos, los abuelos de “El Perchel”; en una clase el curso pasado. Les indiqué la posición correcta para comenzar los ejercicios: el peso distribuido por igual en las dos piernas; relajados, concentrados, respiración tranquila. Y les dije que comenzaran apretando ligeramente el culo hasta llegar a sentir cierto calor y cosquilleo que se expande hacia el cóccix y los genitales.
Y los abuelos ahí, muy concentrados ellos, con los ojos cerrados, respirando profundo, tratando de sacarse cosquillas calientes del ojo del culo, conteniendo el esfínter y las risitas; preguntándose qué sentido tendría todo aquello de sonreír con el culo apretado…
En aquellas primeras clases mis intentos de ejercicios con la sonrisa interior terminan con una ola de carcajadas exteriores.
De todas formas pienso que los maestros antiguos nos dejaron un buen consejo: aprieta el culo y...sonríe.

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