domingo, 25 de diciembre de 2011

Intercambio mis regalos...


El jueves 22 de diciembre 2011 escribí.
Esta noche, a las 9 y 10 he terminado la última clase de este año. Cinco minutos después de esa hora me despedía de mis alumnos y comenzaba mis vacaciones de Navidad. Tengo ganas de descansar, de no hacer nada, de pasarme horas sin hacer nada, o hacer las cosas; pero sin apuro ni a contrarreloj que es como ando últimamente. Tengo ganas de estar ratos, horas enteras solo conmigo, acompañándome, y ganas también de estar con los amigos, pero sin trabajar, holgazaneando, bebiendo y riéndonos de nosotros, riéndonos de este año, de todos los apaños que hemos tenido que inventar para sobrevivirlo, de todas las trampas que hemos hecho, o de la zancadilla que evitamos o que hemos puesto, nos reiremos al contar cómo nos hemos hecho los tontos en los momentos más apropiados, de cómo inventamos escusas para quedarnos dormidos, de cómo nos las arreglamos para aparecer, para hacer creer que todo el tiempo hemos estado divinos y sublimes y profundos… Y entre risas volveremos a llegar a estas fechas con la sensación de que no hemos estudiado lo suficiente, ni trabajado lo necesario, ni avanzado lo bastante como para llegar a la vida que creemos merecer.
Voy a aprovechar cuando esté con mis amigos para ver si puedo negociar todo lo que me están regalando en esas postales navideñas llenas de buenos deseos.
Yo no he enviado ninguna aún. Me lo estoy pensando porque, como digo, quiero negociar: El asunto es que todavía me quedan sin abrir un montón de cajas llenas de Amor, de las que recibí el año pasado; es que no me dio tiempo a probarlas todas, las he conservado con mucho cuidado y mucho cariño, porque casi todas, la mayoría a decir verdad, venían hasta los topes de Amor del bueno, como de joyería madrileña, de las de calle Serrano, para que os hagáis una idea… amor valioso, perdurable, de vitrina y veneración. Gracias a la generosidad de mis amigos y seres queridos, Amor del grande no me ha  faltado. De ese tengo bastante incluso para dar todavía; pero ando un poco corto de afecto común, de cariño silvestre y de aprecio integral, intento usarlos en la medida de lo posible, pero se me gastan mucho, necesito litros de afecto común, aunque sea de supermercado y venga en botellas de plástico como la lejía, no me importa, y unas cuantas hojas de cariño silvestre, o de invernadero, me da igual, y el aprecio integral me da lo mismo si me lo mandaran en semillas o en levadura de hacer  pan.
Paz me queda muchísima todavía, también de la del año pasado, la regué por toda la casa, la he usado como abono para las plantas del balcón, de champú para refrescarme los pensamientos, me la he tomado en infusiones relajantes, me la he llevado conmigo a hacer tai chi. Los deseos de paz que recibí el año pasado me salieron de los mejores, muy auténticos, este año no me he peleado con nadie, y eso que he tenido montones de motivos y oportunidades, pero la paz me ha mantenido la cabeza fresca y el corazón tranquilo. Ya digo, funciona de maravilla, y como me queda bastante podría ofrecerla a cambio de un poco de Paciencia, a ser posible de las de pilas recargables, porque las reservas de paciencia que tengo se me agotan con mucha facilidad últimamente, y por lo que veo voy a necesitar bastante para el año que se avecina. Agrego que si a alguien le sobra por ahí un poco de Serenidad simple, de la de todos los días para enfrentar lo cotidiano, la agradecería mucho.
Tengo un buen stock de los deseos de Prosperidad que vinieron en las postales del año anterior, los estoy juntando con los que me llegan este diciembre, son deseos muy fuertes y muy irrenunciables, casi irrompibles; dejaré unos cuantos de reserva y el resto me gustaría cambiarlos por ciertas dosis de ánimo, y unas gotas de voluntad, a ser posible de buena-voluntad. Tampoco me vendrían mal algo de Coraje, en pastillas efervescentes o en capsulas como las multivitamínicas.
Y si no es mucho pedir, por favor agregar en los paquetes de deseos de Alegría una brújula, aunque sea de las baratitas, de juguetería, no importa; me sería útil para la pérdida del Sentido del Humor, este año se me ha desorientado a cada rato y se me confunde el mal-humor como el bueno, y la ironía, la mala leche y el sarcasmo parecen graciosos. Algunas de las brújulas que digo traen detectores anti-gilipollas y las hay que miden los niveles de ridiculez y arrogancias ambiental, pero no sé si ésas serán más caras o más difíciles de conseguir.
He pensado que con todos estos arreglos y negociaciones de buena voluntad podríamos hacer un fondo común anti crisis. A ver qué piensan los destinatarios de estas líneas.

3 comentarios:

  1. Genial ! Te adoro, me encantas a rabiar! mil besos de amor corriente, 50 kilos de alegria de la buena con brujula de diseno suizo, 70 piezas de paciencia de primera categoria y mucho afecto comun, a raudales te entrara en tu casa.
    Gracias !!!

    Yaiza

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  2. Nosotros no tenemos mucho que darte amigo mio,de esas brújulas que buscas, pero si te interesa tengo en un pequeño cofre guardando en una esquina de la casa con algunos pedazos de recuerdos de la isla de la juventud, que poseen el arte del cariño, de los tiempos aquellos que nos hicieron familia las dificultades y que sembraron en nuestros corazones el detener el tiempo y que mismo si pasan los Años y solo nos cae de vez en cuando una gota de ti,es como vida pues eres ese hermano que vive lejos en distancia pero dentro de nuestros corazones,,,,,,,te deseamos toda la dicha del mundo en ese 2012.
    Juan y Miriam

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  3. Te quiero Ric, ¿te sirve para guardarlo en algún cofre con brújula incorporada?

    Cristina Arranz

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