domingo, 25 de diciembre de 2011

Nota de regreso.


Han sido unas semanas de mucho ajetreo, con poco tiempo para mí, para estar conmigo y escribirme, textos para Ricardo.
Estoy de vuelta luego de un período de silencio involuntario. No he tenido tiempo para estar conmigo. El que no publicase no quiere decir que no escribiera. He estado escribiendo a ratos, cuando he podido. Pero lo he hecho para mí, para estar conmigo, repito. Y luego he estado preguntándome y seleccionando lo que pudiera ser compartible y que aparezca en el blog.
El enterarme de que todo lo que se publica en la red es imposible de que sea totalmente borrado, o de que desaparezca, al menos por ahora, me ha dejado impresionado y me dado una especie de respeto, de asombro, incluso de recelo; me ha hecho pensar en ser más cuidadoso con lo que deje escrito para esta eternidad virtual que se encargará de convertir en perpetuas nuestras meteduras de pata, ingenuidades, candores, ignorancias, putadas y arrogancias. Pero me reafirmo en lo que puse en la primera línea del primer post la noche que inauguré este blog, sigo buscando mi alma, y lo sigo haciendo muy en serio. Y con las cosas del alma no caben subterfugios, rejuegos ni mentiras.
Llegan diciembre y sus recuentos. A lo mejor algo de lo ocurrido durante este año valdrá la pena de ser contado o re-interpretado.
Vamos allá.


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