miércoles, 3 de febrero de 2010

Baluarte particular

¿Qué os parece el titulillo de hoy?
Para los no cubanos que me leen tengo a veces que explicar cosas que son obvias para los sí cubanos.
Revisando los archivos de finales del 2009, encuentro las fotos que me enviaron desde San José de las Lajas, son de la última fiesta celebrada bajo la Ceiba de Don Alejo. Pongo algunas para que las veáis.
De cómo surgió ese encuentro que se ha convertido en tradición, he hablado muchas veces en lugares y con personas diferentes; también he escrito algo. Y voy a fragmentar un escrito en varios posts para quien quiera leerlos y tenga tiempo, (y quiera enterarse y meditar conmigo acerca de la (in)utilidad de los monumentos y las tradiciones.)
Yo inventé una, esa de reunirnos bajo el gran árbol madre.
Ha pasado más una década y media y aún hoy puede leerse en Internet algo acerca de eso. (Si buscáis en Google, por ejemplo, aparecen textos como este:)

La Ceiba de Don Alejo es una peña cultural que se realiza cada año en el mes de diciembre, al pie de una ceiba solitaria ubicada en la finca Linares, Kilómetro. 26 ½, Carretera Central, San José de las Lajas; con el objetivo de homenajear, en el aniversario de su nacimiento, al escritor cubano Alejo Carpentier, quien describió y ubicó geográficamente dicho árbol en su novela La consagración de la primavera.
La peña constituye -bajo el auspicio de la AHS* en la Habana- la principal cita del arte joven en nuestra provincia y encierra entre sus objetivos primordiales:
-Promover los más altos valores de la cultura cubana y en particular, la vida y obra de Alejo Carpentier.
-Propiciar la confrontación del quehacer habanero con la obra de creadores e intelectuales jóvenes de reconocido prestigio a nivel nacional.
-Promocionar el talento artístico joven de la provincia.
-Brindar a la comunidad rural aledaña a la ceiba la posibilidad de intercambiar con lo más significativo de la producción artística joven del país y
-Promover el libro y la lectura como fuente inagotable de conocimiento y disfrute.

ANTECEDENTES
La ceiba de Don Alejo nace en 1992 por iniciativa del escritor lajero Ricardo Ortega, quien fascinado por la narrativa carpenteriana se dio a la tarea de localizar, junto con un grupo de creadores e intelectuales del territorio la ceiba descrita por Alejo Carpentier en las páginas de “La consagración de la primavera.”
Una vez localizado el árbol, surgió la idea de realizar a su sombra cada diciembre, en las cercanías del cumpleaños del autor, una peña donde trovadores y escritores rindieran homenaje al destacado novelista cubano. Durante sus años de vida, La ceiba de Don Alejo ha crecido al punto de convertirse en una hermosa tradición, esperada por un gran número de lajeros y de vital importancia para la comunidad aledaña al sitio donde crece.
En 2002 la peña se convierte, bajo el auspicio de la AHS de La Habana, en la principal cita del talento joven de la provincia. Desde su fundación la peña ha contado con la presencia de la trovadora Teresita Fernández, quien la ha nutrido con su ángel particular.
La ceiba de Don Alejo surgió a partir de la iniciativa de un grupo de creadores e intelectuales lajeros, convirtiéndose en una de las más importantes acciones cultural-comunitaria que se realiza en San José de las Lajas y en La Habana. Ha devenido tradición viva insertada en la comunidad y contribuido a potenciar la identidad de los vecinos que allí habitan. Han estado bajo la sombra de la ceiba importantes figuras de nuestra cultura, entre los que destacan: Lilian Esteban, viuda de Alejo Carpentier; la Doctora Graciella Pogolotti, las cantautoras Teresita Fernández y Marta Valdés y los ensayistas Luis Toledo Sande, Roberto Zurbano y Fernando Rodríguez Sosa, entre otros muchos. En los últimos años la peña ha sido natural punto de encuentro para poetas, narradores y trovadores jóvenes, que han hecho de esta cita un fructífero taller de intercambio alejado de los espacios institucionales convencionales.
La peña como proyecto propicia la confluencia de la Plástica, la Música, la Literatura y las Artes Escénicas. Este espacio constituyó en su creación una alternativa cultural de vital importancia socio-comunitaria, ante la terrible crisis económica conocida como período especial, y es hoy en día modelo vital del compromiso de la cultura y de los artistas e intelectuales cubanos para con su pueblo, además de un particular baluarte frente a la hegemónica cruzada del imperialismo
. (¡!!!!¡¡¡)
*(AHS -Asociación Hermanos Saíz- la integran jóvenes intelectuales y artistas cubanos)
Lo de: “modelo vital del compromiso de la cultura y los artistas para con su pueblo” (el subrayado es mío) me deja de una pieza. Y lo que más me deja boquiabierto es el renglón final, a partir de particular baluarte, etc., etc. (los siete signos de admiración entre paréntesis también son míos). Ya comentaremos esas líneas y otras afirmaciones por el estilo.
Yo, como tengo esos problemas de ser un ignorante, leía a Carpentier siendo muy joven, y terminaba abrumado por las cataratas de sus descripciones barrocas. Tenía que leerlo despacio, y muchas veces con un diccionario (de los gordos) al alcance de la mano. Es mucha la cantidad de nombres de personas importantes e ilustres que Carpentier menciona en sus textos, como si fueran conocidos de él de toda la vida, y como si uno, yo, el lector, también supiera de quienes se trataba en cada caso: científicos, políticos, pensadores, filósofos, compositores, escritores europeos de otros siglos... Es que Carpentier viajó mucho y conoció lugares y personas importantes, y yo, por la época en que empecé a leerlo, no había llegado aún más lejos que a Isla de Pinos, en el sur occidental de Cuba.
Así que descubrir una buena tarde de lectura el nombre de mi pueblo: San José de las Lajas, en un capítulo de “La Consagración de la Primavera” me llenó de estupor y curiosidad.
Resultaba que lugares tan poco atrayentes y antiliterarios como el Camino de Güines, las canteras de Camoa, o las Tetas de Managua, aparecían junto a latinajos como “Tellus Mater” o a vías tan espirituales y transitadas como los caminos de Santiago, el camino de Roma, o el de Lutecia (que tardé mucho en saber dónde estaba y a dónde llegaba.)

Continuaré…

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